Mexcaltitán, el Pueblo Mágico atrapado en el tiempo


Por: Fernando Dávila

En el corazón de Nayarit, la Isla de Mexcaltitán ofrece un viaje al pasado, donde el tiempo parece detenerse.

Este pequeño enclave, con apenas 400 metros de diámetro, está rodeado por el río San Pedro y destaca por su singular geografía, que ha mantenido alejadas a las grandes cadenas comerciales. Aquí, la vida transcurre sin prisas, y la convivencia entre los habitantes se caracteriza por una confianza que difícilmente se encuentra en otros lugares.

Sus casas, construidas entre los siglos XIX y XX, cuentan con techos de teja y calles que, durante la temporada de lluvias, se transforman en canales, ganándose el apodo de la «Venecia Mexicana». Este fenómeno natural favorece la pesca, principal actividad económica de la isla. Los mexcaltecos practican tradiciones religiosas vinculadas a San Pedro, a quien atribuyen la abundancia del camarón, base de su sustento.

Mexcaltitán guarda una conexión profunda con la historia de México. Diversos historiadores la consideran el lugar de origen de la identidad nacional. Según vestigios prehispánicos, los Mexicas partieron de un sitio conocido como Aztlán, que se identifica con esta isla, para emprender el camino que culminó en la fundación de la Gran Tenochtitlán. Este legado ha llevado a Mexcaltitán a ser reconocida como la «Cuna de la Mexicanidad».

La vida cotidiana en la isla refleja una comunidad unida y hospitalaria. Los niños juegan libremente en las calles, los eventos como los XV años se celebran con todo el pueblo, y es común ver a los vecinos sacar sus sillas a las puertas de sus casas para conversar mientras las puertas permanecen abiertas, en un gesto de confianza hacia todos, incluidos los visitantes.


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