Este 1ro de febrero, en honor al Día Nacional del Ajolote, el ayuntamiento de Tecámac se une a los esfuerzos de la comunidad para preservar al ajolote atigrado, una especie única y en peligro de extinción, cuya reproducción se limita exclusivamente a este municipio.
En las comunidades de Santo Domingo y Santa María Ajoloapan, los glifos que representan estanques de agua y el emblemático ajolote son testigos de la arraigada importancia cultural de este anfibio. Estos glifos no solo decoran el paisaje, sino que también forman parte integral de la toponimia local.
Aunque el ajolote puede encontrarse en otras regiones como Xochimilco y la cuenca del Valle de México, la variedad presente en Tecámac es única y esencial para la historia y cultura de la región. La relación ancestral entre los pobladores y el ajolote ha dejado huellas en estos glifos, demostrando la conexión profunda que existe entre la especie y la comunidad a lo largo de los siglos.
La extraordinaria capacidad regenerativa y el genoma diez veces mayor que el humano hacen del ajolote un tesoro biológico invaluable. Sin embargo, esta especie se encuentra en peligro crítico debido a la introducción de tilapias y carpas en su hábitat natural.
En 2018, el Senado de la República proclamó el 1 de febrero como el Día Nacional del Ajolote Mexicano (Ambystoma mexicanum), con el objetivo de resaltar su importancia en los ecosistemas y la riqueza cultural mexicana.
La designación de este día nacional no solo busca sensibilizar sobre la relevancia biológica del ajolote, sino también subrayar su valor cultural arraigado en la identidad mexicana.
En Tecámac, las autoridades locales y los pueblos originarios se unen en actividades de difusión y acciones concretas para salvaguardar al ajolote atigrado en este día tan significativo.
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