Por: Fernando Dávila
En la Riviera Nayarit se encuentra la Bahía de Matanchén, que alberga el muelle de San Blas y una de las playas más tranquilas para disfrutar del surf, visitar ruinas históricas, contemplar los atardeceres del Pacífico y saborear el pescado zarandeado, especialidad local que lo convierte en el lugar ideal para desconectarse del mundo moderno.
Debido a su conservación del entorno natural, no se permiten la construcción de grandes cadenas hoteleras, por lo que el hospedaje perfecto se convierte en una cabaña rodeada de naturaleza, con palmeras, manglares, fauna marina, lagunas y aves migratorias.
La playa de San Blas es un sitio que no solo permite la conexión con la naturaleza, sino que también brinda la oportunidad de alejarse de las multitudes, el ruido y el ajetreo de lugares turísticos como Acapulco, Cancún y Puerto Vallarta.
Con tarifas dirigidas a turistas nacionales, los costos suelen ser accesibles para estancias cortas, aunque los precios pueden variar desde los 500 hasta los 4,000 pesos por noche, dependiendo de la zona.
San Blas también está lleno de patrimonio histórico, como el Templo de Nuestra Señora del Rosario «La Marinera», donde se dice que los marinos pedían protección para sus viajes en la época colonial. Además, el reconocido poeta mexicano Amado Nervo dejó su huella en la localidad con «La Rielera», que se ha convertido en una influencia de identidad local.
Finalmente, el muelle de San Blas es famoso gracias a la canción de Maná, que lleva el mismo nombre y narra una historia de amor trágico, al igual que «La Rielera» de Amado Nervo.
