Por: Fernando Dávila
En un emotivo homenaje organizado por la Cámara de Comercio, Servicios y Turismo (CANACO) de la Ciudad de México, la senadora Laura Itzel Castillo anunció una propuesta en el Senado para nombrar una de sus salas “Elena Poniatowska Amor”, la eterna observadora de México.





El encuentro reunió a personalidades del arte, la cultura y la vida pública en lo que se definió como un día “profundamente especial” para la cámara, donde convergieron dos fuerzas que dan sentido al país: el trabajo y la cultura.
Durante la ceremonia, diversos oradores destacaron el legado de Elena Poniatowska, al señalar que su nombre “evoca una forma de mirar el mundo con inteligencia, profundidad y sentido humano”. Sus obras fueron reconocidas como periodismo valiente y la memoria viva de un país que se niega a olvidar.
La vicepresidenta de Arte y Cultura de la CANACO, Patricia Jiménez Díaz, y el promotor cultural Javier Aranda coincidieron en que la autora es la “cronista de lo urgente” y la “conciencia que no olvida”, al conservar uno de los archivos periodísticos y literarios más completos sobre medio siglo de historia mexicana.
Aranda también exhortó a los empresarios a respaldar la cultura y garantizar que el archivo de la escritora “permanezca en México”. Por su parte, la senadora Castillo describió a Poniatowska como una mujer “imprescindible para la historia de nuestra patria” y reafirmó el compromiso legislativo de rendirle homenaje.
“Hemos propuesto en el Senado de la República que una de sus salas lleve el nombre de Elena Poniatowska Amor”, expresó la legisladora, quien subrayó el compromiso social de la escritora por poner su pluma al servicio del pueblo.
Entre aplausos y visiblemente conmovida, Elena Poniatowska agradeció el reconocimiento y centró su mensaje en el valor colectivo de la cultura.
“Lo mejor de México es lo que nosotros podamos añadir a esta cultura, que es lo máximo, lo mejor que tenemos”, afirmó la autora.
Sus palabras resonaron con la idea compartida por otros ponentes: el periodismo y la escritura son actos de amor, compasión y entrega profunda al ser humano.