Rusia utiliza emergencia para ensayar campañas de desinformación


Por: Gilberto Solorza

En los últimos meses es innegable el increíble avance que ha tenido Rusia en cuanto a campañas digitales, utilizando desastres naturales como escenario para ensayar tácticas cada vez más complejas.

Según el Informe Anual de Seguridad Nacional de 2024, el Kremlin instrumentalizó la crisis provocada por la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) que azotó Valencia en octubre pasado, desplegando una serie de operaciones con objetivos claramente definidos: erosionar la confianza ciudadana en las instituciones, deslegitimar el apoyo del Gobierno español a Ucrania y proyectar una imagen internacional de España como un país caótico e inestable.

Las campañas rusas adaptaron narrativas desinformativas preexistentes al contexto de emergencia, amplificándolas mediante herramientas tecnológicas avanzadas y estrategias de impacto emocional. A diferencia de acciones anteriores —donde predominaban medios estatales fácilmente identificables como Sputnik y RT—, estas nuevas operaciones se basan en canales no convencionales, con actores desvinculados y estructuras digitales descentralizadas, lo que dificulta rastrear su origen.

Uno de los principales ejemplos documentados es la red Doppelgänger, una infraestructura que incluye 228 dominios web y más de 25.000 cuentas en redes sociales operando en múltiples idiomas, incluido el español. Esta red se especializa en suplantar medios de comunicación y portales institucionales para manipular algoritmos de distribución en plataformas digitales y aumentar la visibilidad de contenido falso.

El uso de inteligencia artificial ha marcado un salto cualitativo. El informe identifica al menos 41 piezas de contenido —entre textos, imágenes y vídeos— generadas con IA, difundidas posteriormente por ejércitos de bots automatizados. Estos contenidos, de alta calidad visual y lingüística, presentan un desafío significativo para los mecanismos de verificación tradicionales y elevan la eficacia de la campaña en términos de penetración y credibilidad.

Durante la emergencia en Valencia, se detectaron varios ejemplos concretos de desinformación: circularon mensajes falsos sobre supuestas ayudas gubernamentales de 6.000 euros que, según los bulos, debían devolverse en tres meses.

También se difundieron publicaciones que afirmaban que el Gobierno destinaba más recursos a Ucrania y Gaza que a los afectados por la DANA, generando indignación en redes sociales. Además, organizaciones como Cruz Roja y Cáritas fueron blanco de campañas que las acusaban sin fundamento de lucrarse con las donaciones ciudadanas.

Los expertos advierten que la descentralización y la automatización de estas campañas complican enormemente su detección. La capacidad de generar contenido en múltiples idiomas y con apariencia verosímil permite que las narrativas falsas penetren más fácilmente en distintas audiencias, especialmente en contextos de alta sensibilidad social como los desastres naturales. Estas estrategias, señalan, podrían replicarse en futuras crisis, ya sean ambientales, sanitarias o políticas, como parte de una estrategia de injerencia más amplia.

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