Por: Fernando Dávila
La Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) condenó las agresiones contra los hinchas de la Universidad de Chile en el partido de octavos de final contra el Club Atlético Independiente, que dejó 12 heridos.
Un partido que se salió de control
El encuentro, disputado el miércoles en el Estadio Libertadores de América, se salió de control por la falta de garantías de seguridad. Desde el primer tiempo, los aficionados de la “U” iniciaron actos de vandalismo: rompieron baños, arrancaron butacas y arrojaron objetos contundentes a la tribuna local.
La tensión escaló en el segundo tiempo. Mientras desalojaban a los visitantes, la barra brava de Independiente irrumpió violentamente en la Tribuna Sur Alta, donde aún quedaban hinchas chilenos. Allí se produjeron las escenas más brutales: golpes, heridos de gravedad y episodios de humillación explícita.
Doce heridos, uno en terapia intensiva
El presidente de la Universidad de Chile, Michael Clark, acudió al Hospital Fiorito para verificar la situación de los lesionados. Ocho fueron dados de alta, cuatro permanecen internados y uno lucha por su vida en terapia intensiva.
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El club argentino repudió los hechos y aseguró que la violencia “no los representa”. También prometió identificar y sancionar a cada responsable, aplicando el derecho de admisión para impedirles volver a los estadios.
Una organización en entredicho
El escándalo dejó imágenes estremecedoras y expuso fallas graves en la organización de la Conmebol: el ingreso de objetos peligrosos, la demora en suspender el partido y la permisividad que permitió a barras locales invadir el sector visitante.
