Por: Fernando Dávila
Un estudio con datos de más de 100 países reveló cómo la fe se transforma en tres fases. Aunque México mantiene una alta afiliación religiosa, la juventud muestra cada vez menos interés en los dogmas y rituales.



El artículo publicado en Nature Communications explica que la religión en el mundo atraviesa un proceso de declive dividido en tres etapas sucesivas: primero cae la asistencia a ceremonias, después disminuye la importancia personal de la fe y, finalmente, se debilita la identidad religiosa.
El modelo compara este proceso con los cambios demográficos: lento, intergeneracional y ligado a la modernización. Según la lógica del estudio, los padres aun transmiten la religión de manera verbal, pero sin respaldarla con prácticas visibles, lo que lleva a los hijos a abandonar progresivamente la fe.
Los autores denominan a este patrón la secuencia P-I-B (Participation – Importance – Belonging). En ella, la asistencia a ritos es lo primero en caer por su costo en tiempo y esfuerzo; la importancia personal se pierde después, y la pertenencia religiosa —como identificarse católico o musulmán— es lo último en desaparecer.
Países ante la religión
África aparece como el continente más religioso: apenas atraviesa el primer paso del proceso. En contraste, Europa lleva la delantera. Desde el siglo XIX la asistencia a ceremonias cayó, en el siglo XX se redujo la importancia personal de la religión y desde los años setenta la pertenencia también se desplomó.
Solo los países excomunistas del Este rompen el patrón. Tras la represión soviética experimentaron un resurgimiento religioso que altera la secuencia. Los indicadores, medidos por el Pew Research Center, consideraron para el estudio asistencia semanal a ritos, importancia personal e identificación con una fe.
El caso de México
México se ubica en el rango medio de la transición. Mantiene altos niveles de pertenencia religiosa, pero ya muestra brechas generacionales: las personas menores de 40 años participan menos en rituales y le dan menor importancia a la religión que los mayores.
De acuerdo con los gráficos del estudio, el país sigue una ruta similar a la de otras naciones latinoamericanas: la identificación religiosa permanece, pero la práctica empieza a ceder.
¿Desaparición de la religión?
Las costumbres religiosas atraviesan una transición global. En el corto plazo, la alta natalidad de países africanos podría mantener la religiosidad mundial. Sin embargo, a largo plazo el modelo predice una reducción sostenida de la fe en la vida social.
El estudio estima que la religión no desaparecerá en al menos 250 años. Aunque la influencia se reducirá de forma progresiva, los autores prevén que el número de creyentes nunca llegará a cero.