Bukele podrá reelegirse tras reforma constitucional


Por: Gilberto Solorza

El presidente salvadoreño Nayib Bukele podrá buscar la reelección sin límite alguno gracias a una controvertida reforma constitucional que su partido, Nuevas Ideas, logró aprobar en la Asamblea Legislativa.

Con 57 votos a favor y solo tres en contra, los diputados oficialistas eliminaron los topes a los mandatos presidenciales, extendieron el período presidencial de cinco a seis años y suprimieron la segunda vuelta electoral.

La reforma también reduce anticipadamente el mandato actual de Bukele para permitir su participación en las elecciones de 2027, junto con los comicios legislativos y municipales. Bukele defendió la medida al señalar que más del 90% de los países desarrollados permiten la reelección indefinida sin recibir críticas. Sin embargo, organizaciones nacionales e internacionales encendieron las alarmas, al considerar que esta decisión representa un grave retroceso democrático y un paso hacia la consolidación del poder personal, similar a lo ocurrido en otros países de América Latina.

Venezuela marcó uno de los primeros casos en la región cuando Hugo Chávez impulsó una enmienda en 2009 para eliminar los límites a la reelección. Desde entonces, tanto él como su sucesor, Nicolás Maduro, se han mantenido en el poder en medio de denuncias de fraude electoral y represión a la oposición. En Nicaragua, Daniel Ortega replicó el modelo al reformar la Constitución en 2014, lo que le permitió reelegirse varias veces mientras enfrentaba acusaciones de autoritarismo y persecución política. Su esposa funge hoy como vicepresidenta, formando un gobierno concentrado en lo familiar.

Bolivia vivió una crisis similar cuando Evo Morales buscó un cuarto mandato en 2017, luego de que el Tribunal Constitucional lo habilitara pese a los límites establecidos. Las protestas que siguieron a su reelección provocaron su renuncia, y en 2023 el sistema judicial anuló la posibilidad de reelección indefinida. En Ecuador, Rafael Correa promovió una reforma en 2015 que permitía reelecciones ilimitadas, pero un referéndum en 2018 revocó esa medida y restableció los límites.

Estas experiencias revelan un patrón común en la región: los presidentes que logran el control del Congreso y del Poder Judicial impulsan cambios que concentran el poder, debilitan los contrapesos institucionales y justifican sus reformas como expresión de la voluntad popular. Sin embargo, los críticos advierten que la reelección sin restricciones erosiona la democracia, bloquea la alternancia en el poder y facilita la represión de las voces disidentes.

El caso salvadoreño se suma a esa tendencia. Aunque el oficialismo presenta la reforma como una modernización del sistema político, sus detractores la ven como una peligrosa ruta hacia el autoritarismo.

Con una alta popularidad, un Congreso leal y pocos frenos institucionales, Bukele consolida un proyecto de poder que podría extenderse indefinidamente, en un contexto donde el equilibrio democrático parece cada vez más frágil.

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