PULSO

Eduardo Meraz

Sobrevivir

Eduardo Meraz

Los mexicanos enfrentamos en los tiempos actuales tres grandes desafíos para poder sobrevivir; debemos ser capaces de sobreponernos a los desastres climáticos, a la ineptitud y mentiras del gobierno supuestamente transformador y al castrador y torrencial chaparrón legislativo impuestos por el cuatroteísmo.

Es decir, sobrevivir en el México de hoy se ha convertido en un acto de resistencia; no basta con respirar, caminar o trabajar, hay que aprender a esquivar los embates del clima, las emboscadas del poder y las trampas de la ley.

El bienio 2024-2025 pasará a ser considerado como el periodo más oscurantista del México independiente, no por la ausencia de luz, sino por el eclipse de la razón. Nuestra Constitución, esa Carta Magna que desde 1917 nos prometía justicia social, ha sido trnasfigurada hasta parecer un pergamino virreinal.

En vez de rendir cuentas a la corona española, ahora los mexicanos estaremos sujetos a la buena voluntad del supremacismo cuatroteísta, a un poder que se cree divino, que legisla no para proteger, sino para perpetuarse.

En la región de la Huasteca mexicana, centenares de miles de compatriotas se encuentra en condiciones sumamente difíciles, a causa de las lluvias torrenciales que devastaron gran parte de su tierras.

En la Huasteca, la tierra llora, porque las lluvias torrenciales han convertido campos fértiles en lodazales, hogares en ruinas, esperanzas en barro; cientos de miles de mexicanos viven entre el agua estancada y el silencio oficial. No hay agua potable, ni alimentos, ni medicinas, solo hay abandono del gobierno, en sus tres niveles y, mientras tanto, las enfermedades acechan como buitres sobre un paisaje desolado.

Ahora deben enfrentar la precariedad, con un entorno ambiental degradado y con elevados riesgos de enfermedades, y sin que ninguna autoridad se haga responsable de su desdén y omisión en el desempeño de sus funciones.

Pero no son los únicos damnificados en el país, pues prácticamente todos los ciudadanos nos encontramos amenazados por el inminente huracán “Morena”, categoría 4T, que amenaza ahogar libertades

Este fenómeno político no se mide en kilómetros por hora, sino en decretos, reformas y omisiones; su fuerza reside en la extinción del derecho de amparo, en la imposición de impuestos que asfixian, en el “big brother” fiscal que invade la intimidad, en la militarización que silencia, y en la degradación de los servicios públicos que antes eran refugio.

El gobierno ha dejado de ser mandatario, ya no obedece al pueblo, y se ha convertido en mandante, en amo y señor de un feudo moderno; legisla como si tuviera derecho divino, aunque su sangre guinda la crean es azul, como si las urnas fueran un mero trámite.

Aún pendiente la reforma electoral, entre el oficialismo priva la idea de convertir la voluntad popular en acordeones y, en caso extremo, en ceniza, creando un aparato que se protege a sí mismo, que se blinda con leyes hechas a medida y que se alimenta de los recursos públicos con una voracidad que no conoce límites.

Así, ahogados por la ineptitud gubernamental, amparada en un marco jurídico a modo, los mexicanos nos encontramos absolutamente desamparados frente a unas autoridades voraces, dispuestos a engullirse los recursos públicos, con total impunidad, como ya lo demostraron en la administración del ex habitante de Palacio Nacional, el sin nombre y sin palabra.

Aún en medio de la tormenta, hay quienes resisten, quienes escriben, denuncian, marchan, votan; hay quienes creen que la dignidad puede ser un refugio, porque sobrevivir no es solo seguir vivo; es mantenerse humano y no dejar que nos conviertan en cifras, expedientes, sombras.

La ineptitud gubernamental no es un error, es una estrategia. Un país sin derechos es más fácil de controlar y un pueblo sin agua, sin comida, sin voz, sin libertades, mucho más que el cuatroteísmo y, a pesar de la negritud de este gobierno, los mexicanos sabemos sobrevivir.

He dicho.

EFECTO DOMINÓ

Luego del asesinato del abogado David Cohen Sacal, Pablo Vázquez Camacho, titular de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), afirmó que el “sicariato disminuye” en la Ciudad de México, debido a que la capital es una ciudad extremadamente vigilada. En poco más de un año de gobierno van 12 crímenes de alto impacto en l CDMX; así la vigilancia.

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AA

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