Varadero
Eduardo Meraz
Varado en el fuego cruzado de sus relaciones con su secretario de Seguridad, con grandes ganancias, por negocios o herencias en años recientes y pagos de impuestos minimalistas, al amparo de su cargo en Gobernación, seguramente Adán Augusto aceptará gustoso refugiarse en las playas de Varadero.
Según “radio pasillo”, al ex gobernador de Tabasco, ex secretario de Gobernación, ex precandidato a la Presidencia de la República y -al parecer- ex presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado de la República el calor amigo del movimiento transformador le dará refugio en la hermana República de Cuba.
Así, el vaporoso manto protector alejará a López Hernández de miradas e investigaciones judiciales indiscretas ante el cúmulo de acusaciones por el tiempo, monto y las formas cómo alcanzo su fortuna, por sus presuntos vínculos con el crimen organizado.
Por más que el sol se oculte tras las palmeras de Varadero, hay sombras que no se disipan. En ese rincón caribeño donde el mar parece no tener memoria, podría encontrarse pronto un huésped sin lustre: Adán Augusto, con la posibilidad de encontrarse con su “hermano” Andrés Manuel.
No es casual se les ubique en Cuba, pues la isla, con su historia de asilos diplomáticos y su brisa que disuelve escándalos, se ha convertido en el refugio ideal para quienes buscan escapar del escrutinio de una justicia que, aunque lenta, a veces despierta.
La salida diplomática, en caso de concretarse, sería una especie de manazo al pasado inmediato y un reconocimiento a la existencia de frutos prohibidos o envenenados de la -para muchos- maldecida herencia recibida, los cuales nadie quiere digerir, en especial los vecino del norte, cuyo paladar anticorrupción es bastante sensible y exigente.
Estados Unidos cuenta con una “historia de vida” de Adán Augusto con otros datos, sobre todo por el despegue económico a raíz de su paso por la gubernatura de Tabasco, desde donde “barrió” con todo y lo acosaron los jugosos negocios.
Ese Edén en el cual se movía, comenzó a descomponerse desde mediados de 2024, con el arribo de un nuevo mandatario estatal en su terruño. A partir de esa fecha, Adán Augusto quedó varado entre las brasas de sus propias relaciones “non sanctas” y los ecos de sus decisiones.
El paraíso terrenal cubano, por el momento parece ser un respiro tropical; sin embargo, el calor político que alguna vez lo cobijó comienza a tornarse abrasador.
Las acusaciones por presuntos vínculos con el crimen organizado no son nuevas, pero ahora se suman a las preguntas sobre su fortuna. ¿Cómo se construyó? ¿Quién la facilitó? ¿Qué se intercambió en el proceso? Las respuestas, como las olas de Varadero, se estrellan contra un muro de opacidad.
No es solo la acumulación de riqueza -tan solo en 2024 duplicó las ganancias obtenidas un año antes- lo que llama la atención, sino el modo en que se tejió: entre favores derivados de su posición en el gobierno, silencios y una red de empresas carentes de prestigio o bien fantasmales.
Si se concreta su salida hacia Cuba, será como quien barre bajo la alfombra los frutos prohibidos de legado que nadie quiere digerir, porque en México los pecados del poder rara vez se confiesan; en realidad, se exilian.
Varado en Varadero, Adán Augusto podría encontrar no solo refugio, sino también silencio; un silencio pactado, cómodo, casi terapéutico pues, como vemos que está ocurriendo entre insignes cuatroteístas, juegan cerca del fuego y terminan chamuscados.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
Aturdir, se está convirtiendo en el verbo favorito del oficialismo, pues no hay día o discurso en el cual una nueva acción, programa, proyecto sale a relucir y se anuncia con bombos y platillos. Tener un gobierno ocurrente y recurrente, genera más pena ajena que orgullo.