Extralimitados y extra limitados
Eduardo Meraz
El verano de 2025 pasará a la historia, como la época en que los mexicanos fuimos forzados hacia el camino del vasallaje, en lugar de avanzar hacia la democracia. Fuimos despojados de derechos y libertades y, ya desnudos, quedamos a merced de un gobierno amurallado, con leyes a modo y anhelos de eternidad o inmortalidad.
De hecho, el segundo piso transformador en realidad ha consistido en la fortificación del sector público a cambio del debilitamiento de la sociedad civil, a la cual le han sido extraídos o cancelados derechos, que se traducen en mayores capacidades de control del gobierno.
Parafraseando a los más conspicuos populistas mexicanos, que antes aseguraban que no podía existir un gobierno rico con un pueblo pobre. Ahora resulta que no podemos tener una sociedad fuerte, con un gobierno débil.
Así, la pérdida de derechos y libertades de los mexicanos es inversamente proporcional al aumento en el autoritarismo de la llamada 4T que, cada que tiene oportunidad busca hacer sentir a la sociedad la supremacía gubernamental, ya sea en cualquiera de los tres poderes y órdenes de gobierno.
Además de las reformas de último momento del ex presidente si nombre y sin palabra, que se empezaron a cocinar en septiembre pasado con la nueva legislatura, ahora el Congreso aprobó una serie de reformas legislativas que refuerzan lo señalado líneas arriba.
Entre las más destacadas se encuentran la nueva Ley de Seguridad, la Ley de Telecomunicaciones y la reforma a la Ley de Desaparición. El común denominador de las mismas es la ampliación del poder del Estado en áreas sensibles, como la seguridad, la vigilancia y el control de la información, sin establecer contrapesos institucionales adecuados.
Es decir, los mexicanos estamos frente al inminente peligro de consolidar un modelo autoritario y opaco, en el que la vigilancia y el control sustituyen al diálogo, la transparencia y la participación ciudadana.
Para esconder este perverso esquema de dominación, desde Palacio Nacional -antes y ahora- el gobierno se victimiza, lloriquea como Magdalena que nadie lo quiere, nadie lo comprende y todos están en su contra, mientras se pone y endurece la armadura legal en la que se envuelve
Todos lo señalamientos, investigaciones y denuncias, tanto nacionales como extranjeras, para el anterior presidente y para la ahora comandanta suprema son “extralimitaciones” de su adversarios, opositores y enemigos.
Por ejemplo, la llamada Ley de Seguridad que, presumiblemente, busca regular la actuación de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad pública, conforme a experiencias previas queda demostrado que esta estrategia suele derivar en violaciones de derechos humanos, ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas y tortura, en un clima de impunidad casi absoluta.
Por su parte, la Ley General de Telecomunicaciones y Radiodifusión también contiene aspectos alarmantes para la privacidad y la libertad de expresión. Las autoridades pueden acceder a datos sensibles bajo pretextos de seguridad nacional o combate al crimen
En un contexto donde periodistas y defensores de derechos humanos son sistemáticamente hostigados y asesinados, la posibilidad de que el Estado o actores coludidos accedan a metadatos de comunicaciones y localización en tiempo real supone un riesgo directo para la libertad de prensa, la privacidad y la vida misma de quienes critican al poder.
El Congreso mexicano ha preferido respuestas de corte autoritario y de control social antes que soluciones estructurales basadas en derechos. La violencia y el crimen organizado -como asociados indispensables del cuatroteísmo- sirven como justificación para ampliar la vigilancia estatal y perpetuar la militarización.
En lugar de fortalecer instituciones civiles, se centraliza el poder en actores militares y se facilitan prácticas de espionaje. En vez de garantizar derechos y fortalecer la democracia, se elige la ruta del control social y que decir del marcado interés por impedir que la ley sea un instrumento de libertades y no un mecanismo de opresión; que la seguridad sea compatible con los derechos humanos y no su excusa para negarlos.
Pero, bueno, frente al gobierno extralimitado, fortificado, con una armadura perfectamente blindada, los ciudadanos nos encontramos extra limitados, prácticamente desnudos, sin leyes protectoras y a merced del autoritarismo oficial, en este verano del 2025.
He dicho.