Lecturas y lecciones
Eduardo Meraz
Como he notado la diversidad de reacciones a esta columna, unas derivadas de la opinión del lector y, otras, en las cuales el formato puede dar lugar a interpretaciones imprecisas.
Por ejemplo, si expongo una situación como fiel reflejo de otra, forzosamente o literalmente ¿debe interpretarse como si se culpara a una u otra, o debe ser entendida como una simple comparación?
Así, a partir de esta fecha, remitiré el texto de esta columna en forma íntegra. Una vez dicho lo previo, vamos a lo relevante.
Si son diferentes al pasado no tan inmediato, ¿cómo explicar el empeoramiento de los servicios públicos, la seguridad, la violencia, el tráfico de drogas y armas, la deuda pública, el nulo crecimiento de la economía durante más de un sexenio?
Decir seis años no es nada, que febril la mirada y la gobernanza te buscan y te nombran; es decir Pero se esconden y se les escurren por las manos, magníficamente aceitadas por las “innumerables e ¿inagotables? aportaciones al movimiento cuatroteísta.
El paraíso cuatroteísta, existente solo en el discurso emanado de Palacio Nacionales, a veces son sustento alguno, es demasiado benevolente consigo mismo y, a la vez, creerlo satisfactorio para la gente es autoengaño.
Siendo honestos, ¿los programas sociales, alcanzan a compensar el estado de zozobra en el cual viven millones de mexicanos, ante el peligro de perder la vida por la violencia y la inseguridad?
¿Las ayudas económicas o dádivas son suficientes para mitigar la falta de servicios médicos, insumos y medicamentos en el sector salud, como lo demuestran la reaparición del sarampión y la tos ferina?
A ojos de las autoridades, antes prianistas y hoy reconvertidas por el proceso de purificación, después de haber pasado por la pila bautismal del morenismo, con los apoyos de los programas sociales los mexicanos debemos estar agradecidos por tener recursos para pagar el cobro de piso de funcionarios y grupos de delincuentes.
Ambos, tienen el mismo “modus operandi”: primero, te enganchan con promesas esperanzadoras, aparentemente gratuitas, y después de volverte adicto, te fuerzan a comprar su afecto y volverte incondicional, por las buenas o por las malas, a sus ocurrencias y caprichos.
Son lecciones que, si sabemos leer bien, nos ayudarán a entender por qué las prácticas autoritarias de antaño deberían de ser denunciadas y rechazadas, pero hoy deben ser aplaudidas, aprobadas y asimiladas; de lo contario, corres el riesgo de ser descalificado, ofendido y expulsado del “territorio guinda”, dominado en su totalidad por la santa alianza entre el oficialismo y los poderes fácticos.
Entonces, ¿en dónde esta la diferencia? Sise mide en función del ingreso per cápita, los mexicanos mantenemos un nivel similar al existente desde la segunda mitad de la década pasada, aunque la calidad y cantidad de los servicios públicos si han sufrido una merma significativa.
Y no se trata de una simple apreciación personal, estadísticas y estudios de organismos nacionales y extranjeros dan cuenta de cómo, en el mejor de los casos, la gran mayoría de los mexicanos nos mantenemos en el mismo decil antes de la pandemia.
Aun cuando en muy distintas condiciones de bienestar, los extremos entre los más ricos y los más pobres sí han tenido algo de movimiento. Los multi millonarias y que son integrantes de los consejos asesores empresariales, auspiciados por el cuatroteísmo, duplican su fortuna y aumentan su proporción en la riqueza nacional.
En cambio los millones que conforman al grupo de pobreza extrema, aumentan, si bien de manera paulatina, pero constante.
Ambas condiciones, inherentes al modelo neoliberal ahora son replicadas, de manera disfrazada, por la “economía moral” y el “humanismo mexicano” que tanto presumen desde Palacio Nacional.
Leer adecuadamente los resultados del modelo en el gobierno actual, nos ayudará a no repetir lecciones de hace más de medio siglo, en el plano económico, y porfirista en lo político y social, sin abandonar la monarquía familiar en gestación.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
Aún sin conocer los motivos verdaderos del asesinato de dos de los colaboradores cercanos de la jefa de gobierno de la Ciudad de México, el crimen constituye una afrenta para el Estado y la sociedad mexicanos. Solo una investigación pulcra eliminará todo tipo de sospechas.