PULSO

Eduardo Meraz

Luego virigüo

Eduardo Meraz

Oscurantismo “habemus” en esta primavera de 2025, gracias a la 4T y su “supremacismo” trasnochado, sensiblero, clasista, racista y discriminatorio, pues ante cualquier cuestionamiento emite leyes, decretos, acuerdos para impedir voces diferentes a la oficial.

Si al final del sexenio pasado el ex habitante de Palacio Nacional se apoyó en la “tiranía de las curules y escaños” para cambiar la Constitución prácticamente a su antojo; hoy en el segundo piso, los cambios legislativos están en barata.

Al menor señalamiento de alguna falla, disparan leyes a diestra y siniestra, sin importar si están bien hechas o no. Al grito de “legíslalo en caliente y luego virigüas”, emiten ordenamientos, aunque después tengan que recular, modificar o aceptar enciclopédica ignorancia legislativa, con o sin comas incluidas.

El ruido y la polvareda causada por la metralla legaloide disparada es más fuego de artificio que otra cosa. Ninguna ley tiene el alcance de la negación de la realidad en la cual se ahoga la oficina presidencial; las decenas de salvavidas lanzados por la Consejería Jurídica están mal inflados y de poco servirán ante el peso de los hechos.

Para crear la ilusión de que el mundo fantástico palaciego también lo disfrutan otro 100 millones de mexicanos, poco le falta a la presidenta Claudia Sheinbaum y a los voceros de las Cámaras de Diputados y de Senadores asumir el papel de vendedores en los vagones del Metro:

  • Como una oferta, una promoción del cuatroteísmo; para que no lo pague a los precios manchados de las tiendas neoliberales, le traemos sus leyes de telecomunicaciones, de competencia económica y de entidades paraestatales.
  • Para que no los pague por separado, llévese los tres por una módica cantidad: sus libertades y sus derechos

Tres ordenamientos para perder el aliento y la voz, con una fuerte carga censora y estatista, como única respuesta para tratar de esconder los graves yerros de una administración que, efectivamente, no sabe cómo hacerlo, cómo gobernar.

Para especialistas en telecomunicaciones y radiodifusión, la iniciativa de nueva ley promovida por la Presidencia contiene varios artículos violatorios del T-MEC, como la censura y prohibición de información transfronteriza enviada por medios electrónicos la cual debe contar con autorización previa para poder ser transmitida.

Lo más grave, sin embargo, es la discrecionalidad de la autoridad para cancelar concesiones del espectro radioeléctrico o plataforma digitales, si no dicen lo que el gobierno quiere oír.

Y para reforzar este amago hacia la radio y la televisión comerciales, así como algunas plataformas, la presidenta de la República, Claudia Sheinbaum Pardo, envió iniciativas de reforma a las leyes federales de Competencia Económica y de las Entidades Paraestatales.

Según se dijo, el objetivo de las mismas es combatir los monopolios, dar mayor facultad al Estado para regular los mercados y garantizar una mayor equidad de oportunidades para empresas pequeñas y medianas.

Sin embargo, por más recovecos lingüísticos, las iniciativas incorporan nuevas disposiciones para “obligar una competencia distinta en sectores estratégicos como telecomunicaciones y radiodifusión, imponiendo límites a la propiedad cruzada de medios y ordenando desincorporaciones cuando haya concentración excesiva”.

En su exposición de motivos, la presidenta Sheinbaum argumentó que durante décadas el poder económico concentrado por grandes corporativos y su relación con el poder político impidió el desarrollo equitativo en México. En contraste, afirmó, “el Estado ahora debe asumir un rol activo para evitar abusos de mercado”, garantizar precios justos para los consumidores y estimular la creación de empleos de calidad.

El segundo piso legislativo da grima; es de una pobreza jurídica histórica, inédita, pero sus disparos no son de salva y causan daño, aunque luego haya que “virigüar” si hubo sobrevivientes.

He dicho.

EFECTO DOMINÓ

Hasta cuándo seguirá diciendo el gobierno mexicano: “debo, no niego; pago, no tengo” pues además de centenas de proveedores de las principales empresas a las cuales les debe multimillonarias cantidades, ahora tampoco le alcanza para entregar las devoluciones de impuestos. El Sistema de Administración Tributaria (SAT), es un bolsillo descosido y ni siquiera para hilo tiene.

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