A punto del desahucio el sistema de salud
Eduardo Meraz
Como si fuera título de una telenovela de terror, tipo “El Maleficio”, trabajadores de la salud, pacientes y laboratorios farmacéuticos temen encontrarse con las autoridades, pues saben de su incapacidad para resolver problemas, así como de su enorme potencial para llevar al desahucio al sector.
Los pacientes, sean derechohabientes o no, acuden a clínicas y hospitales con el Jesús en la boca, en espera de un milagro para ser atendidos, sin esperar demasiado, haya medicinas e insumos para remediar su enfermedad y no deban gastar en farmacias o médicos particulares. Y finalmente, no adquirir un virus o bacteria perniciosa, durante su estancia en algún nosocomio, por las condiciones insalubres en muchos de ellos.
Por otro lado, el personal sanitario denuncia que la falta de respuesta a sus demandas se debe a la ineptitud, inexperiencia y falta de capacidad de las autoridades de la Secretaría de Salud, por lo cual los trabajadores en el estado de México harán movilizaciones en la zona oriente de la Ciudad de México.
Médicos, enfermeros, técnicos y empleados exigen el respeto a sus derechos laborales, así como el abasto suficiente de medicamentos e insumos médicos que les permitan desempeñar su trabajo en condiciones óptimas y garantizar una atención de calidad a la ciudadanía.
El reflejo del estado catatónico en el cual se encuentra el sector salud, desde hace poco más de seis años, a raíz de los jugosos caprichos del ahora ex presidente sin nombre y sin palabra, con tal de impulsar el “capitalismo de cuates y de cuotas”, son los fracasos de todos y cada uno de los esquemas puestos en marcha para garantizar el abasto de medicamentos.
El único éxito alcanzado por el cuatroteísmo en el área de salubridad es la conformación de un nuevo bloque de “cachorros de la transformación”, vueltos millonarios en unos cuantos años, a cambio de incumplir contratos de producción y distribución de medicinas.
No en balde, el propio Eduardo Clark, subsecretario de Integración y Desarrollo del Sector Salud, reconoció la “necesidad urgente” de contar con 650 claves de medicamentos y material de curación, alrededor de 60 millones de piezas, que desde enero no ha habido, entre otros, algunos antidiabéticos y fármacos para el control del cáncer.
Por eso, la Secretaría de Salud (SSa) solicitó a los fabricantes su apoyo para realizar entregas anticipadas de estos insumos. Y desde 2018, dicha dependencia, con la pequeña ayuda, en su momento, de Hacienda, Cofepris, Birmex y la Megafarmacia hace el ridículo y no le encuentra la cuadratura al círculo de la compra y distribución de los materiales de salud.
Y en esa “acumulación originaria de ineptitud”, al querer inventar el agua tibia, los funcionarios de salud de hoy y de ayer, han desconfigurado a los industriales del ramo, pues además del cambio constante de reglas, el sector público tiene adeudos con ellos, lo cual afecta su operación.
Esto se observa en varias dependencias públicas: el gobierno no tiene la liquidez suficiente para hacer frente a los programas sociales y, al mismo tiempo, cumplir a sus proveedores. Además de Pemex, aumenta el número dependencias públicas que tienen adeudos con quienes las abastecen de bienes y servicios.
Así, la Asociación Mexicana de Laboratorios Farmacéuticos (Amelaf) señaló que algunos de esos adeudos datan desde 2023 y no han sido pagados, lo que obliga a los laboratorios a recurrir a créditos y pagar intereses, impactando negativamente su situación financiera.
Sostiene que, aunque los laboratorios desean colaborar para asegurar el abasto de medicamentos, los adeudos dificultan su capacidad para cumplir con este objetivo.
Las Farmacias del Bienestar y el programa Salud Casa por Casa, sin dinero, son una carta de buenas intenciones, pero con un claro derrotero: una ocurrencia irrealizable. Puros remedios paliativos, “chiquiadores”, para evitar el desahucio.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
Aun no entraban en acción las medidas de Donald Trump y ya Walmart de México reportaba una caída del 6% en el valor de sus acciones. Uno de los factores, de acuerdo con la información divulgada, fue “la comprensión en la rentabilidad” en el último trimestre del año pasado. Y si a ello se agrega la baja en el consumo al final de 2024 y principio de 2025, el panorama es poco alentador.
@Edumermo