Geopolítica
Oscar Tamez
México vive un momento muy álgido en las relaciones diplomáticas. Debe quedar bien con Dios y con el diablo sin perder el decoro. Desde tiempos de la guerra fría en el mundo no se vivían condiciones tan difíciles.
Podemos definir la geopolítica como el estudio de las relaciones entre naciones y al interior de las mismas y cómo éstas sostienen una relación dialéctica con la interacción humana entre los países y cómo el territorio, la economía, política, migraciones, cultura y otros elementos influyen en estas relaciones surgidas desde el poder.
Partiendo de la definición previa de geopolítica, México vive una intensa interacción con EUA por evidentes razones fronterizas que condicionan el comercio y la seguridad en los dos lados de la frontera, la migración y el trasiego de drogas impactan en ambos países.
Por otro lado, la presencia de gobiernos ideologizados en los países, condición no presente desde décadas atrás, favorece los disensos, en ambos casos el nacionalismo exacerbado, el populismo y las ideas preconcebidas interfieren en las relaciones internacionales, a tal grado que por momentos pareciera se incendia Troya.
En EUA se gobierna desde el proteccionismo a su economía, en México con distancia, rencor y desconfianza al sector empresarial, se le utiliza como referente de los males que aquejan a la nación. Esta pequeña diferencia impacta en la visión de país, lo que conlleva a que las inversiones tomen distintos rumbos en cada nación.
En el aspecto político, ambos gobiernos son altamente ideologizados, uno de ellos convencido que el enemigo de su nación es la izquierda que creció con los gobiernos previos; en el otro se piensa igual, sólo que haciendo hincapié en los gobiernos de derecha.
En el momento presente y desde hace siete años, México se definió simpatizante, afín, cercano y empático con el gobierno ruso, basta recordar que el expresidente mexicano de izquierda, justificó la invasión a Ucrania, jamás reprochó los ataques ni las muertes a los civiles en el país invadido, todo bajo la supuesta empatía con el gobierno dictatorial de Putin y en distanciamiento con el gobierno vecino.
Ideológicamente no existe identidad entre México y Rusia, pero la denominada izquierda mexicana, asume que Putin es heredero de aquel viejo estatismo dictatorial soviético disfrazado de socialismo que dicho sea de paso, nunca fue socialismo sino un régimen estatista y absolutista.
Nuestro país demanda cercanía con los vecinos del norte, lo mismo porque somos frontera que, por los problemas en común con drogas, armas, violencia y más.
El presidente del vecino país se reunió recientemente con Putin y el resultado fue de poco o nulo provecho, lejos de darse los acercamientos la conclusión es que hubo un mayor distanciamiento. Esto nadie lo ha afirmado, pero los sucesos posteriores al encuentro en Alaska así lo dejan ver: Putin se reúne en bloque con los países rivales de nuestro vecino.
China fue sede del amistoso encuentro del bloque oriental conformado por el anfitrión, Rusia, India y Corea del norte; cuatro potencias con líderes alejados de Washington.
Hablar de un bloque anti América es algo osado, pero un elemento de convergencia es la rivalidad en diversos temas con nuestro vecino.
¿Dónde queda México? Cercano en afectos ideológicos con Rusia, China y Corea del Norte pero, cercano por sus necesidades al vecino del norte.
Vivimos una encrucijada, ¿qué hacer, manifestar simpatías a los llamados de izquierda por afinidad ideológica o seguir en alianza con el país más poderoso del mundo?