Por: Isabella Lopeznájera
La Pascua es una de las celebraciones más antiguas y con mayor carga simbólica en el calendario religioso y cultural del mundo.


Aunque muchas personas la identifican por sus huevos de chocolate y la figura del conejo, su origen va mucho más allá de estas representaciones modernas: en realidad, la Pascua hunde sus raíces tanto en la tradición cristiana —que celebra la resurrección de Jesucristo— como en la judía, donde se conmemora la liberación del pueblo hebreo de Egipto.
Esta dualidad ha convertido a la Pascua en una conmemoración de renacimiento, libertad y renovación, cuyos elementos simbólicos han evolucionado hasta convertirse en tradiciones globales.
El origen espiritual de la Pascua
En el cristianismo, la Pascua marca el momento en que, según los evangelios, Jesús resucitó al tercer día después de su crucifixión. Este hecho se interpreta como el triunfo de la vida sobre la muerte y es el pilar fundamental de la fe cristiana. La fecha de esta celebración varía cada año y se determina con base en el calendario lunar: se festeja el primer domingo después de la luna llena posterior al equinoccio de primavera, lo que sitúa su ocurrencia entre marzo y abril.
Por su parte, la Pascua judía —conocida como Pésaj— rememora el éxodo del pueblo hebreo y su liberación de la esclavitud en Egipto. Esta festividad también tiene una conexión directa con la idea de renacer, al simbolizar el inicio de una nueva etapa de libertad y esperanza para el pueblo de Israel.
De la fe a la cultura: huevos, conejos y primavera
Más allá de los ritos religiosos, la Pascua ha adoptado expresiones culturales que han trascendido las fronteras de la fe. Uno de los símbolos más populares es el huevo de Pascua, que representa la vida nueva. Según una leyenda cristiana, María Magdalena habría ofrecido un huevo como regalo al emperador romano para anunciar la resurrección de Jesús. Pintar y regalar huevos se convirtió entonces en un símbolo del renacimiento.
El conejo de Pascua, por otro lado, proviene de antiguas tradiciones paganas asociadas con la fertilidad y el despertar de la naturaleza tras el invierno. La imagen del conejo fue popularizada en Alemania durante el siglo XVII y más tarde adoptada por otros países, en parte gracias a la inmigración europea.
Pascua en América Latina: una presencia discreta
En América Latina, la Pascua no siempre tiene la misma presencia comercial o cultural que en Europa o Estados Unidos. Sin embargo, la tradición cristiana se mantiene viva a través de procesiones religiosas, altares conmemorativos y ceremonias que evocan la Pasión de Cristo, especialmente en países con una fuerte identidad católica.
Para muchos, la Pascua sigue siendo un momento de reflexión espiritual, mientras que para otros se ha convertido en una fecha para convivir en familia, realizar actividades recreativas o simplemente disfrutar de un descanso en medio de la primavera.
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