Por: Gilberto Solorza
Este lunes 20 de enero, Donald Trump juró como el presidente número 47 de Estados Unidos en el Capitolio de Washington D.C. Durante su primer discurso, el republicano anunció medidas contundentes que implementará de inmediato, marcando el inicio de su mandato con un enfoque nacionalista y conservador.
“Fui salvado por Dios para hacer que Estados Unidos sea grande de nuevo”, declaró Trump poco después de asumir el cargo. En su discurso, afirmó que “la nueva era de oro de EU empieza ahora” y prometió que “seremos la envidia de otras naciones”.
Entre las primeras acciones que adelantó se encuentran:
- Declarar emergencia nacional en la frontera sur con México.
- Nombrar oficialmente a los cárteles de la droga como “organizaciones terroristas extranjeras”.
- Iniciar deportaciones masivas para “repeler la invasión migrante”.
- Poner fin al “mandato de vehículos eléctricos” y al Green New Deal, criticando las políticas climáticas internacionales.
- Eliminar las políticas trans, declarando que “solo habrá dos géneros, hombres y mujeres”.
Invitados internacionales y aliados políticos
La ceremonia contó con la presencia de figuras de renombre mundial, como Mark Zuckerberg, CEO de Meta; Jeff Bezos, fundador de Amazon; y Elon Musk, quien mostró abiertamente su apoyo a Trump durante su campaña.
También asistieron líderes políticos internacionales como:
- Javier Milei, presidente de Argentina.
- Giorgia Meloni, primera ministra de Italia.
- Han Zheng, vicepresidente de China, en representación de Xi Jinping.
- Edmundo González, líder opositor venezolano.
Por parte de México, acudió el embajador Esteban Moctezuma como representante oficial.
Un llamado a la unidad y un futuro incierto
Trump cerró su discurso con un llamado a la unidad nacional: “Juntos, bajo Dios, llevaremos a Estados Unidos a alturas que nunca antes se habían visto”. La jornada concluyó con una cena de gala en la Casa Blanca, en la que participaron sus principales aliados y colaboradores.
Mientras tanto, la comunidad internacional observa con atención los posibles impactos de estas medidas, que prometen redefinir las relaciones diplomáticas y el panorama interno de Estados Unidos. Dentro del país, el debate sobre el futuro de la nación está más polarizado que nunca.
