Indonesia revoca aumento a parlamentarios tras protestas


Por: Gilberto Solorza

Indonesia vivió en los últimos días una de las movilizaciones más grandes de su historia reciente.

Lo que comenzó como una protesta contra un aumento insultante en los subsidios de vivienda para los parlamentarios, terminó con seis personas muertas, más de mil detenidos y un gobierno obligado a dar marcha atrás.

El 25 de agosto, el parlamento anunció un subsidio de 50 millones de rupias para sus integrantes. La cifra equivalía a diez veces el salario mínimo de un país donde millones sobreviven en la precariedad. La noticia encendió la indignación y, en pocas horas, miles salieron a protestar en Yakarta, capital del país asiático. Las manifestaciones pronto se extendieron a otras ciudades.

El estallido de las manifestaciones

Los estudiantes universitarios encabezaron las primeras marchas en Yakarta. Exigieron la cancelación del aumento y denunciaron la desigualdad que atraviesa a Indonesia, cuarto país más poblado del mundo, pero con índices alarmantes de pobreza.

La protesta creció con la llegada de trabajadores, sindicatos y grupos sociales. Ese mismo día, la tragedia cambió el rumbo de la movilización. Miembros de la policía atropellaron deliberadamente a Affan Kurniawan, un conductor de mototaxi que participaba en las protestas. Su muerte desató una ola de indignación que encendió la furia en las calles.

Manifestantes incendiaron edificios gubernamentales y levantaron barricadas improvisadas. La policía respondió con gases lacrimógenos, cañones de agua y arrestos masivos. Los enfrentamientos se propagaron a Makassar, Surabaya y Surakarta. El saldo alcanzó seis muertos y más de mil detenidos. Mientras tanto, los políticos acusaron a los inconformes de actuar “sin conciencia”, lo que solo aumentó el descontento.

La presión social terminó por doblar al presidente Prabowo Subianto y a los líderes parlamentarios. Ante la magnitud del conflicto, anunciaron la cancelación del aumento y una moratoria en los viajes al extranjero para los legisladores.

Una bandera de resistencia

En medio del caos emergió un símbolo inesperado. Camioneros desplegaron la bandera pirata del anime One Piece, y una fotografía del gesto se volvió viral.

El emblema caló hondo entre los manifestantes. En la serie, el capitán Luffy lidera a su tripulación contra un gobierno mundial que oprime a quienes buscan libertad. Esa narrativa de rebeldía frente a la autoridad resonó con miles de jóvenes indonesios, que convirtieron la calavera de sombrero de paja en estandarte de protesta.

El Jolly Roger pronto cubrió muros, marchas y plazas públicas. En cuestión de días, la bandera pirata pasó de símbolo ficticio a insignia real de resistencia. Su presencia en distintas ciudades mostró que la cultura popular también puede ofrecer herramientas para expresar descontento político y social.

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