Por: Giovanna Montero
Mientras el Golfo de México ha estado en el ojo público por la polémica propuesta de Donald Trump de cambiarle el nombre a «Golfo de América», poco se ha hablado del trabajo de organizaciones como Oceana, que buscan proteger este ecosistema vital.




La extracción de petróleo no solo amenaza a las especies marinas, sino también a la economía de miles de familias que dependen de la pesca.
En Veracruz y otras zonas costeras, más de 90,000 familias dependen de la pesca para su sustento. Especies como atunes, camarones, jaibas y sardinas son fundamentales para su economía, ya sea para consumo o comercio. Sin embargo, la extracción de petróleo ha desplazado a los pescadores y contaminado las aguas, afectando tanto a las especies como a las comunidades que viven de ellas.
La pesca ribereña, realizada cerca de la costa, es especialmente vulnerable. Cuando las áreas de pesca se ven afectadas por la contaminación o la expropiación petrolera, los animales mueren o migran, dejando a las familias sin su principal fuente de ingresos. Esta actividad, que mantiene un equilibrio con el ecosistema, está siendo desplazada por una industria petrolera que, aunque históricamente se ha considerado clave para la economía mexicana, ha ido en declive.
Desde 1938, México ha dependido del petróleo como pilar económico, pero esto ha tenido un alto costo ambiental. La Reforma Energética de 2013 abrió más de 70,000 km² de aguas profundas y someras para la extracción de petróleo, desplazando a los pescadores y poniendo en riesgo especies aún desconocidas en las profundidades del Golfo. A pesar de esto, el petróleo solo ha representado entre el 11% y 20% del presupuesto federal en los últimos seis años, una cifra menor a las remesas enviadas por migrantes desde Estados Unidos.
Derrames como el del Ixtoc-I en 1979 y el de Deepwater Horizon en 2010 han demostrado los riesgos de la extracción petrolera. Estos desastres no solo han causado daños irreparables al ecosistema, sino que también han cobrado vidas humanas.
Organizaciones como Oceana buscan que la presidenta Claudia Sheinbaum proteja las comunidades costeras y frene la expropiación petrolera. Para lograrlo, es necesario recolectar firmas, presentar un proyecto formal y obtener el aval de SEMARNAT y SENER. Proteger el Golfo de México no solo beneficia a las especies y comunidades costeras, sino que es un llamado a la conciencia nacional sobre la importancia de preservar nuestros recursos naturales.
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