Por: Gilberto Solorza
El Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) se encuentra inmerso en una ambiciosa remodelación con miras al Mundial de Fútbol de 2026, en el que México será uno de los países anfitriones y donde se jugará, además, el partido inaugural.


Aunque las obras ya están en marcha, el aeropuerto aún no está completamente listo, aunque se espera que lo esté a tiempo para el inicio del torneo.
Los trabajos comenzaron en mayo de 2025 y se desarrollan en dos fases. La primera, que incluye mejoras clave en infraestructura y servicios, concluirá en mayo de 2026, pocas semanas antes del inicio de la Copa del Mundo. La segunda etapa, centrada en ajustes y obras complementarias, se extenderá entre agosto y diciembre de ese mismo año.
La inversión asciende a aproximadamente 8,500 millones de pesos, financiados con recursos propios del aeropuerto. El plan contempla la modernización de las terminales 1 y 2, la construcción de nuevos estacionamientos, mejoras en el control del tráfico aéreo, y la optimización de la experiencia para los pasajeros tanto nacionales como internacionales. Además, se construirá un puente elevado para agilizar el acceso vehicular, se adecuarán pistas y vialidades internas, y se ampliarán los espacios destinados a migración.
Las obras son supervisadas por la Secretaría de Marina (SEMAR), en coordinación con autoridades aeroportuarias como lo son los aeropuertos de Toluca, Cuernavaca y el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), que jugarán un papel clave como apoyo logístico y operativo durante el evento.
El AIFA, ubicado en Zumpango, Estado de México, ha sido promocionado como una alternativa moderna y descongestionada al AICM. Aunque aún enfrenta desafíos en conectividad terrestre y volumen de operaciones comerciales, el gobierno federal ha insistido en que será parte integral del sistema aeroportuario metropolitano para el Mundial.
Se prevé que reciba vuelos chárteres, oficiales y parte del tráfico internacional que no pueda ser absorbido por el AICM.
La FIFA ha establecido una serie de requisitos en materia de seguridad, accesos, filtros y logística que todos los aeropuertos involucrados deben cumplir. A pesar de los avances, persisten preocupaciones sobre la capacidad de la infraestructura urbana y del sistema de transporte de la Ciudad de México para hacer frente a la afluencia estimada de cinco millones de visitantes durante el Mundial.