¿Por qué un «casi algo» duele más que un exnovio?


Por: Giovanna Montero

Las redes sociales no dejan de recordar ese dolor tan peculiar de los casi algo, esas relaciones que nunca llegaron a ser oficialmente una historia de pareja, pero que se vivieron con la intensidad de un vínculo genuino. La pregunta es, ¿por qué duelen tanto estas situaciones que parecen no haber tenido un comienzo real?

Un casi algo es, por definición, una relación en suspenso. Un vínculo que nunca alcanzó la etiqueta de «noviazgo», pero que estuvo lleno de citas, conversaciones profundas hasta la madrugada y una conexión que podría haber sido. Sin embargo, nunca llegó a formalizarse, quedando en un limbo emocional que marca profundamente a quienes lo viven.

La idealización del «casi algo»

Aunque no haya existido una relación sólida o duradera, el dolor radica en la fantasía de lo que podría haber sido. La psicóloga Olga Fernández Velilla, especialista en familia y pareja, explica que «el no haber tenido la experiencia de cómo sería nos hace fantasear… tras la ruptura, supone imaginarse la relación de forma perfecta». Este proceso de idealización se convierte en un obstáculo para superar lo vivido, ya que la mente tiende a recordar solo lo bueno, creando una versión idealizada de lo que no fue.

No es tanto la falta de solidez en el vínculo lo que causa dolor, sino la brecha entre lo que sucedió y lo que podría haberse dado. El hecho de que la relación haya sido breve y poco clara provoca que la persona comience a imaginar cómo habría sido si se hubiera concretado.

El «ghosting» y su impacto emocional

Otro factor que agrava este sufrimiento es el fenómeno del ghosting, donde una persona desaparece sin explicación, cortando toda comunicación de manera abrupta. Esto genera incertidumbre, dejando al afectado con más preguntas que respuestas. «¿Qué hice mal?», «¿Por qué desapareció?», son preguntas comunes que surgen, llenas de culpa y confusión. La falta de cierre hace que las emociones queden atrapadas en el aire, y la mente comienza a revivir momentos pasados, buscando entender lo que no tuvo un final.

Cómo evitar caer en un «casi algo»

La psicoterapeuta y sexóloga Diana Sánchez explica que el enamoramiento tiene un componente neurohormonal, lo que nos lleva a enfocarnos únicamente en las virtudes de la otra persona. Para evitar caer en el limbo de un casi algo, es clave racionalizar la situación y ver la persona de manera completa, reconociendo tanto sus green flags (virtudes) como sus red flags (defectos).

Una estrategia importante es la comunicación abierta y honesta, incluso sobre los aspectos incómodos. Hablar desde el principio sobre lo que se busca y lo que se espera de la relación ayuda a evitar malentendidos y ahorra tiempo emocional. Cuanto antes se aclaren las expectativas, menos doloroso será si las cosas no llegan a concretarse.

¿Casi algo o casi nada?

La diferencia entre casi algo y casi nada puede parecer filosófica, ya que, aunque no haya sido una relación formal, se compartieron emociones, momentos y experiencias. El dolor no viene solo de lo que se vivió, sino de lo que nunca llegó a ser. Sin embargo, lo que cada persona se lleva de esa experiencia depende de lo que elija recordar: si se enfoca en lo positivo, en lo negativo o en lo que nunca ocurrió.

El dilema del «casi algo» radica en cómo cada quien enfrenta la expectativa de lo que pudo haber sido y cómo decide superar la incertidumbre de lo no vivido. Al final, lo que importa es lo que cada quien se lleva del vínculo: ¿la conexión que compartieron o la sensación de que algo importante se escapó?

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