Entre flores y catrinas, Chautla se llena de vida y tradición

Por Angélica Armenta

El sol cae sobre el reflejo de agua de la Ex Hacienda de Chautla y las catrinas parecen cobrar vida; entre velas encendidas, risas de niños y el eco de la música, miles de visitantes caminaron entre los pasillos del antiguo castillo inglés convertido en escenario del homenaje a la muerte. “Catrinerías 2025” no solo fue una celebración, fue el renacer colectivo del orgullo por lo que somos.

Durante tres días, el recinto histórico de Puebla se transformó en un universo de papel picado, flores de cempasúchil y tradiciones que conversan con la modernidad. Las trajineras flotaban decoradas con calaveras de colores, las “Momias Revolucionarias” recorrían el lago al ritmo de las leyendas orales, y los visitantes —de México, Colombia y otras partes del mundo— vivieron una experiencia donde la muerte dejó de ser ausencia para convertirse en arte, turismo y vida.

Uno de los momentos más esperados fue el Concurso de Catrinas, que reunió a más de 60 participantes de distintas regiones. Entre coronas de flores, maquillaje artístico y trajes elaborados a mano, las y los concursantes desfilaron ante miles de asistentes. El primer lugar se llevó un premio de 60 mil pesos, reconocimiento no solo a la creatividad, sino al talento artesanal que mantiene viva una de las expresiones más emblemáticas del Día de Muertos.

Derrama superior a los 40 mdp

Michelle Talavera, directora ejecutiva de Parques y Convenciones del Estado, observaba el escenario con una mezcla de asombro y gratitud. Las cifras superaron todas las expectativas. Más de 100 mil asistentes, una derrama superior a los 40 millones de pesos y ocupación hotelera total en San Martín Texmelucan, San Salvador el Verde y San Rafael Tlanalapa. Pero más allá de los números, Talavera insistió: “Lo que se vivió aquí fue una experiencia emocional, una forma de reconectarnos con nuestras raíces desde el arte y la convivencia”.

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El presidente municipal de San Martín Texmelucan, Juan Manuel Alonso Ramírez, coincidió en que Chautla vivió un antes y un después. “Nunca antes habíamos visto tanta gente reunida aquí. Los artesanos, los cocineros, los músicos… todos vivieron ventas históricas. Fue una fiesta de identidad”, declaró.

Al caer la noche, el castillo se iluminó con tonos violetas y dorados. El viento traía el aroma del pan de muerto y el murmullo de las familias que recordaban a sus seres queridos. En ese instante, “Catrinerías 2025” dejó de ser un evento para convertirse en símbolo, una tradición reinventada que une cultura, economía y esperanza en el corazón de Puebla.

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