Por: Fernando Dávila
San Blas, el pueblo de Nayarit perseguido por la leyenda de Rebeca, una mujer que, enamorada, buscó incontables veces en el mismo muelle a un pescador que nunca regresó, volviéndose loca.



Este lugar se ha transformado en un ícono turístico gracias a la canción del grupo Maná. Un sitio visitado, sí, pero también abandonado por la visible pérdida de memoria histórica.
Entre las ruinas de El Fuerte de la Contaduría en San Blas, se guarda la historia de la Nueva España como una de las bases navales más importantes del siglo XVIII, y es que no es solo un sitio que albergó oficinas de aduanas y contabilidad para el comercio marítimo, especialmente con Filipinas, sino que, se protegían con cañones ubicados en cada costado para protegerse de los piratas.
En México, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2023 se registraron 1,164 museos activos en el país. De estos, el 45.1% están dedicados a la historia de los mexicanos. Sin embargo, el Fuerte de San Blas parece no formar parte de esa narrativa. Con carteles turísticos rotos y sin letreros o placas que expliquen qué es lo que se observa entre sus paredes, el lugar transmite la sensación de haber perdido su relevancia histórica.
Guillermo Carvajal, el único guía del sitio por más de 10 años, intenta conservar viva la historia con la composición de corridos improvisados a los turistas y el relato de la loca de San Blas al ritmo de Maná. Y aunque se enfoca más en ello, no dejó de mostrar cierta frustración ante el desinterés por el verdadero valor del lugar:
“Un extranjero me ofreció comprar un libro en exhibición y le dije que no, que era para que la gente aprendiera. Aun así, volvió con otro hombre mexicano que me reclamó por no acceder. Me dieron cinco mil pesos y se lo llevaron, aunque yo no quería. No fue un robo, pero sí en contra de mi voluntad.”
La anécdota refleja cómo el dinero puede imponerse incluso sobre el patrimonio histórico, y cómo a veces somos los propios mexicanos quienes cedemos fragmentos de nuestra memoria a cambio de muy poco. Aunque el INAH es responsable de su conservación y el gobierno estatal de su mantenimiento, no hay referencias claras sobre su cuidado, pese a ser uno de los sitios más visitados en San Blas.
¿Qué pasa cuando una canción pop conquista el pasado y deja atrás la historia? San Blas no necesita más leyendas, necesita memoria. Y memoria no solo para recordar a una mujer que esperó, sino para no olvidar todo lo que ya no se cuenta del lugar donde ella esperó.