El 8M no se celebra, se conmemora


Por: Giovanna Montero

El 8 de marzo no es un día de celebración, sino una jornada de lucha por el respeto, la igualdad y el reconocimiento de los derechos de las mujeres a nivel mundial.

Su origen se remonta al 8 de marzo de 1857, cuando un grupo de trabajadoras textiles en Nueva York salió a marchar para exigir mejores condiciones laborales, como un salario justo, ya que ganaban menos de la mitad que sus compañeros hombres.

Esta manifestación, que terminó con la represión y la muerte de algunas de las participantes, marcó el inicio de una lucha que ha perdurado hasta nuestros días.

En 1945, la Organización de las Naciones Unidas proclamó el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer, con el fin de reconocer los logros de las mujeres y fomentar la igualdad de género.

En México, el camino hacia el reconocimiento de los derechos de las mujeres también ha sido largo. Desde las primeras protestas por el derecho al voto y la participación de las mujeres en la Revolución e Independencia Mexicana, hasta la creación del Frente de Mujeres Mexicanas en 1934 durante el gobierno de Lázaro Cárdenas.

Un parteaguas importante en la historia reciente fue la fundación en 1971 del primer contingente de mujeres, Mujeres en Acción Solidaria (MAS), que luchó por la equidad y los derechos civiles.

Un grito por la igualdad de género y la justicia

El 8 de marzo ha evolucionado hasta convertirse en una manifestación de lucha por las injusticias que siguen ocurriendo, por el reconocimiento de las mujeres como seres humanos completos y por la demanda de un mundo libre de violencia de género.

La marcha realizada este día tiene como objetivo principal la igualdad de género, pero también busca erradicar los feminicidios, las violaciones, la violencia física y psicológica que sufren las mujeres. El mensaje es claro: las mujeres no deben salir a la calle con miedo, sino con la libertad de vivir en un entorno seguro.

En este contexto, no se trata de una celebración, sino de una conmemoración de los sacrificios y esfuerzos realizados por aquellas mujeres que han allanado el camino en la lucha por la justicia. Desde aquellas que lucharon por la libertad en la Revolución Mexicana hasta las que, hoy en día, siguen trabajando para cambiar una realidad que, lamentablemente, sigue marcada por el miedo y la violencia.

La importancia de seguir luchando

El 8 de marzo es un recordatorio de que, aunque se ha avanzado, aún queda mucho por hacer. La lucha no ha terminado, y el grito de «Ni una más» sigue resonando con fuerza. Este día es vital para visibilizar la problemática de la violencia de género, exigir justicia y exigir un futuro más equitativo para las generaciones venideras. La marcha de las mujeres no es solo un acto simbólico, sino una exigencia de cambio, justicia y, sobre todo, de vida digna.

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