Denuncian «ecocidio institucionalizado» por impactos ambientales del Tren Maya


El diputado federal Rubén Moreira Valdez denunció que el Tren Maya representa un “ecocidio institucionalizado”, al señalar que su construcción ha provocado deforestación masiva, fragmentación de hábitats y la permisividad en el sacrificio de especies protegidas en la selva del sureste mexicano.

Durante la más reciente emisión del programa Con Peras, Manzanas y Naranjas, acompañado por el ambientalista Ignacio Loera y el economista Mario Di Costanzo, el legislador del PRI arremetió contra lo que calificó como una obra sin planeación ni respeto por los ecosistemas, impulsada por el Gobierno federal como parte de su agenda de infraestructura emblemática.

“Le metieron un tren a la selva sin medir las consecuencias. No se trató solo de tirar árboles, sino de romper un ecosistema vital donde habitan especies únicas como el jaguar, que es símbolo de la cosmovisión de los pueblos originarios”, expresó Moreira.

Uno de los principales señalamientos fue contra la empresa Susomas Soluciones Ambientales S.A. de C.V., contratada para ejecutar tareas delicadas como el control y reubicación de fauna silvestre. Según explicó Loera, la empresa carece de experiencia en conservación, y el contrato por más de 9 millones de pesos fue otorgado sin criterios científicos ni mecanismos claros de auditoría ambiental.

“¿Con qué facultades se decide qué animal vive o muere? No hay evidencia técnica que respalde esta contratación”, cuestionó el legislador. Loera, quien ha recorrido tramos afectados del Tren Maya, documentó la tala de más de 10 millones de árboles en aproximadamente 6,600 hectáreas de selva, de las cuales el 74% no contaba con permisos de cambio de uso de suelo.

En el tramo 5, advirtió que se afectaron 119 cenotes y cavernas, mientras que en Yucatán, el 70% de estos cuerpos de agua presentan contaminación relacionada con la obra. Además, expuso que los pasos de fauna instalados funcionan como trampas, al no permitir el libre tránsito de especies y facilitar la caza ilegal.

“Los jaguares están acorralados, sin acceso a agua o rutas migratorias. Lo que vemos es una selva rota, con consecuencias irreversibles para la biodiversidad del país”, sentenció.

Por su parte, Mario Di Costanzo señaló que el proyecto carece de lógica técnica y que opera bajo una improvisación constante: “Estaciones sin sistemas, trenes vacíos y ninguna planeación operativa o ambiental. Mientras tanto, la selva y sus especies están pagando el precio.”

Los tres especialistas coincidieron en que no existe rendición de cuentas sobre el impacto ambiental del proyecto y llamaron a la ciudadanía a no normalizar la destrucción de los ecosistemas bajo el argumento del desarrollo.

“La península de Yucatán no puede ser sacrificada. No se puede construir un tren sobre el cadáver de la selva”, concluyó Rubén Moreira.


Noticias relacionadas

MÁS NOTICIAS