Cumbre del G7: momentos clave para el futuro del mundo


Por: Gilberto Solorza

Anualmente, las nombradas «siete principales economías industrializadas del mundo» —Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido— se reúnen en un foro político y económico para responder a desafíos globales al que, si consideran necesario, pueden invitar a otros países a sesionar como lo fue México en esta reciente junta de 2025.

Este año, la prioridad del G7, según el anfitrión Mark Carney, primer ministro de Canadá, fue dar respuesta a los acontecimientos más recientes en Medio Oriente, particularmente los enfrentamientos entre Israel y Palestina, así como el reciente estallido del conflicto entre Israel e Irán. La cumbre dejó claro que las potencias buscan un frente común frente a la inestabilidad creciente, aunque las soluciones propuestas fueron variadas y, en algunos casos, contradictorias.

Otro tema central fue la guerra entre Rusia y Ucrania, que sigue siendo un eje divisorio dentro del grupo. La falta de consenso pleno, especialmente por parte del expresidente estadounidense Donald Trump —quien asistió brevemente antes de retirarse de forma anticipada— impidió la publicación de un comunicado conjunto. Esta pronta partida generó especulaciones sobre su estabilidad política y la consistencia del liderazgo estadounidense, aunque la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum aseguró haber sostenido una «buena llamada telefónica» con el mandatario. No se revelaron detalles del contenido de dicha conversación.

En medio de un clima global tenso, la cumbre también tuvo un enfoque importante en la cooperación tecnológica. Se discutió la necesidad urgente de establecer estándares éticos y regulatorios comunes para el desarrollo acelerado de la inteligencia artificial y otras tecnologías emergentes, especialmente frente al posicionamiento de China como líder en este sector.

La migración, el desarrollo sostenible y la paz fueron otros temas relevantes, particularmente en lo que respecta a los flujos migratorios hacia América del Norte y el sur de Europa. La urgencia de encontrar soluciones compartidas, justas y efectivas para estos desafíos fue un punto de coincidencia entre los líderes.

En este marco, la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum propuso la creación de una «Cumbre por el Bienestar Económico», con sede en México, como un espacio de articulación regional para el desarrollo inclusivo. La iniciativa, respaldada por el presidente del Consejo Empresarial de Canadá, Goldy Hyder, busca atraer inversiones mediante el llamado «Plan México», presentado como una plataforma de reindustrialización sustentable para América Latina.

Entre los invitados clave también estuvo el primer ministro de la India, Narendra Modi, cuya participación fue fundamental para impulsar nuevas rutas de cooperación internacional en áreas de comercio, ciencia e innovación digital. A pesar de las tensiones persistentes entre India y Pakistán, Modi fue recibido con interés por su papel en la redefinición del orden tecnológico global.

Con estas discusiones, la Cumbre del G7 reafirmó su papel como un espacio de debate estratégico, aunque también evidenció las fracturas internas que impiden una posición unificada ante los principales conflictos del siglo XXI.

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