Por: Gilberto Solorza
En la celebración núm. 93 de los Premios Óscar, la película que se llevaría el premio a Mejor Película Extranjera sería una producción danesa llamada “Druk” (“Una ronda más” en español), dirigida por Thomas Vinterberg y protagonizada por Mads Mikkelsen. La trama sería provocadora: una teoría que afirma que, si una persona consume cierto porcentaje de alcohol diario, su personalidad mejoraría.
Aunque se trata de una película, la verdad es que la teoría existe… Más o menos.
En la cinta se atribuye la teoría a Finn Skårderud, un psiquiatra noruego quien, durante la traducción de un artículo italiano sobre los efectos psicológicos del vino, aseguró que el ser humano nació con un déficit de 0,5g de alcohol en la sangre y que, recuperarlo, fomentaba nuestra creatividad y expresividad.
Pero antes de que te vayas por unos chupitos, deberías preguntarte: ¿es cierta esta afirmación? La verdad es que Skårderud salió a desmentir poco después esta supuesta teoría ya que, si bien sí puede haber algunos efectos positivos del consumo moderado de alcohol en situaciones específicas, no hay evidencia científica que respalde la idea de que beber todos los días pueda transformar a alguien en una mejor persona.
Un estudio de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) ha demostrado que un consumo moderado de alcohol puede tener ciertos beneficios cardiovasculares, especialmente en adultos mayores, pero esto no significa que el alcohol en sí mismo haga que las personas sean más creativas o expresivas. De hecho, el consumo excesivo o frecuente de alcohol puede tener efectos perjudiciales en la salud mental y emocional, incrementando la ansiedad, la depresión y el riesgo de dependencia.
De hecho, la misma película gira en torno a esto: al principio los personajes que deciden poner la teoría a prueba tienen un sentimiento de mayor libertad y creatividad, pero poco a poco desarrollan alcoholismo que los lleva a un declive emocional.
Al final, «Una ronda más» lo deja claro: el alcohol no va a hacerte mejor persona. Aunque te dé esa falsa sensación de libertad, no va a solucionar lo que realmente importa. La mejora personal pasa por encarar tus problemas, no por ahogarlos en copas.