PULSO

Eduardo Meraz

Gobierno desparramado

Eduardo Meraz

Además de las más de 30 reformas aprobadas por el Congreso de la Unión en el actual periodo ordinario, la presidenta Claudia Sheinbaum ha adelantado otros 20 cambios legislativos, con miras a completar el “cambio de régimen”. Transformación desparramada.

La supremacía constitucional del cuatroteísmo está lejos de tener cimientos sólidos, pues la realidad económica y los recursos públicos disponibles ahora y en el futuro quedan cortos y son insuficientes para darle viabilidad a los ajustes al marco normativo.

La reedición del “Estado benefactor” de hace más de medio siglo, encuentra limitantes directamente proporcionales a la existencia de finanzas sanas, objetivo largamente pospuesto, como lo demuestra el crecimiento constante y cada vez mayor de endeudamiento.

Se entiende el obvio interés del oficialismo por ser el “único y reconocido tutor” de los derechos de la población, como estrategia política, pues eso le garantizaría larga vida en el poder y la instauración de la “monarquía familiar lopesiana”.

Sin embargo, las prisas y la falta de pericia a la hora de instrumentar el “desparramiento” de recursos, con tal de incorporar a nuevos beneficiarios de los programas sociales, puede terminar favoreciendo al sector privado de manera indirecta.

Lo ocurrido en los sectores sanitario y energético, donde la incapacidad pública ha sido más que evidente, pues ha representado un costo rondando los dos billones de pesos, subsidios que terminan en los bolsillos de particulares y con pocos beneficios para el pueblo.

Ya lo dice el refrán popular: poco aprieta el que mucho abarca. Y ese es justamente el derrotero seguido por el cuatroteísmo. La labor expansiva de los apoyos gubernamentales, en poco contribuyen a mejorar el nivel de vida de la población.

El Centro de Estudios Espinosa Yglesias hizo un ejercicio de ver la evolución de la pobreza en México en lo que va del presente siglo. Pues resulta que, con base en datos del INEGI, fue durante los mandatos de Vicente Fox y Enrique Peña cuando los habitantes de más de 20 estados lograron mejorar sus condiciones de vida.

En cambio, en el gobierno de Felipe Calderón, apenas la mitad de las entidades federativas obtuvieron resultados positivos.

Y quien siempre dijo que por el bien de México, primero los pobres, resulta que durante su sexenio sólo un tercio de los estados no sufrió los efectos de la pobreza y dos terceras partes mantuvo o vio deteriorado su nivel de vida.

Significativamente Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Michoacán no pudieron modificar las condiciones limitantes que han tenido desde hace décadas.

Aún cuando la intención de la presidenta Claudia Sheinbaum sea agregar a más núcleos de población a los programas sociales y lo vaya a hacer de manera escalonada, existen condiciones materiales que rebasan la capacidad gubernamental de financiarlos.

Aparte de las cuentas alegres previstas en el paquete económico de 2025, sobre todo en materia de ingresos, se tiene la pesada loza de reducir la deuda pública en casi dos puntos del Producto Interno Bruto (PIB).

Desparramar recursos públicos, a cambio de votos, no es sinónimo de tutelar derechos sociales y sí áreas de oportunidad para el sector privado.

He dicho.

EFECTO DOMINÓ

El presente año será recordado por la salida y el tiradero que dejó el gobierno del presidente totalmente palaciego y la inminente llegada de un mandatario estadounidense impositivo.

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@Edumermo

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