Navidad amarga
Eduardo Meraz
Sin cumplir dos meses al frente del gobierno, la presidenta Claudia Sheinbaum tiene a la vista oscuros nubarrones en el plano internacional, por la inminentes “trumpadas” que se avecinan, la “guerra” sinaloense, la intentona expansiva del crimen organizado y las rebeliones guindas.
Tiene poco tiempo para poner orden, ganar fortaleza institucional, deshacerse del lastre heredado. De otra forma, el fin de año puede ser amargo no sólo para su gobierno, sino para todos los mexicanos.
Es evidente la urgencia de dejar atrás el continuismo de un modelo basado en la mentira y el engaño, que terminó por derruir instituciones y relaciones, tanto en el plano doméstico como en lo internacional y que dejó un gobierno endeudado, ineficaz y vulnerable.
Estos primeros días como titular del ejecutivo federal, seguramente ya le dieron a Sheinbaum Pardo una idea precisa de lo agotado del esquema impuesto por su predecesor y de lo agotador e inútil de seguir ese derrotero.
El anuncio del presidente electo Donald Trump, de imponer aranceles a sus principales socios comerciales: México, Canadá y China en cuanto asuma el cargo, es indicativo de los incumplimientos de esas naciones en sus tratos comerciales con Estados Unidos.
Medida que ya hizo aflorar sentimientos antimexicanos tanto en el país de la flor de maple como con el gigante chino y que permanecían ocultos mientras el ex presidente estaba al frente.
En forma alguna puede pensarse que está antipatía es por generación espontánea. Se fue incubando en años recientes y hoy se manifiesta por los signos de fragilidad e inexperiencia en las autoridades mexicanas.
Percepción compartida también internamente. De ahí las expresiones y acciones de las revividas “fuerzas vivas”, en búsqueda de los espacios perdidos o la consecución de nuevos.
Y lo mismo, luchan denodadamente las tribus morenistas por adquirir supremacías, bien o mal entendidas, que los llamados poderes fácticos, ya sean públicos, privados o sociales. Así vemos cómo cuates, cotos y cuotas se disputan los vacíos de poder.
Actitud similar se deja sentir entre los distintos cárteles y grupos delincuenciales, ávidos de sacar el máximo provecho, derivado de las innegables fisuras o resquicios por el proceso de evaporación del antiguo control palaciego.
Está especie de “guerra de guerrillas” en la cual se encuentra inmerso el país, augura una Navidad amarga no sólo para quienes no logren posiciones estratégicas, sino para sectores amplios de la población, por la inacción o falta de pericia gubernativa.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
Hace falta una sacudida vigorosa en acciones y modos del oficialismo. Si no, nadie se sienta decepcionado.
@Edumermo