Pendencias
Eduardo Meraz
Guardada toda proporción, el comportamiento del cuatroteísmo legislativo, a partir del mes patrio, semeja el prevaleciente en el bajo mundo, de avasallamiento de todo y de todos, por lo cual los mexicanos vivimos entre pendencias.
En el caso del Congreso de la Unión, al desaseado debido proceso en el proceso de reforma del poder judicial, se suma la vergüenza de haber sido corregidos por la presidenta Claudia Sheinbaum en los dictámenes de las leyes secundarias.
Para taparle el ojo al macho, los senadores Adan Augusto López Hernández y Sergio Mier, debieron salir a dar la cara y justificar que, por sí mismos, los escañeros de la bancada oficialista, se dieron cuenta de la incompatibilidad entre la reforma constitucional y sus disposiciones secundarias.
Humildes y agachones ante la titular del ejecutivo, pero pendencieros ante la Corte y los partidos de oposición, a los legisladores guindas poco les faltó para culpar a los duendes nocturnos, habitantes de ambas Cámaras, por su intentona de tener el derecho de veto para elegir los futuros integrantes del poder judicial.
Con esas actitudes queda a descubierto la maniobra oficialista de representar los papeles de Pedro Infante -el malo- y Jorge Negrete -el bueno-, a ver si siquiera les sale algo regular.
Los pedritos en el legislativo hacen de la pendencia, riña de palabras o de obras, su principal herramienta para avasallar a la oposición en el Congreso y, con gritos y sombrerazos, esconder sus trapacerías.
Falta saber si este modus operandi cuenta con el aval de la habitante del palacete virreinal o es producto de la arrogancia legislativa de sentirse libres e independientes.
Por lo pronto, la mandataria ya hubo de darles un estate quieto y reafirmarles que hoy “la presidenta de la República es Claudia Sheinbaum”, y les botó el veto.
Sin embargo, el desaseado proceso legislativo mostrado en la presente legislatura ha propiciado también pendencias que, en términos jurídicos, significa: “situación existente cuando el procedimiento o alguna fase del mismo aún no han sido decididos por resolución judicial”.
Y luego se enojan, hacen berrinche y buscan la reyerta porque la Suprema Corte de Justicia de la Nación les echa abajo sus bodrios de ordenamientos legales.
Así, entre pendencias y pendencieros, parece imposible la reanudación del diálogo entre los poderes ejecutivo y judicial, mientras la justicia en México se encamina hacia un proceso de descomposición.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
La economía mexicana podría desacelerarse en lo que resta del año, ante una menor inversión privada y mayor volatilidad financiera, de acuerdo con el Banco de México (Banxico), así como riesgos internos y externos asociados a los periodos electorales de México y Estados Unidos.
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