Dr. Rafael Vela Martínez
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) presentó en días pasados los resultados de las Mediciones de la Economía Informal Trimestral por Entidad Federativa (MEITEF). Es de señalarse que durante el cuarto trimestre de 2023 (octubre-diciembre), el Valor Agregado Bruto (VAB) de la economía informal alcanzó “6,045,566 millones de pesos a precios de 2018” (sic), lo que representó un avance real de 4.1 % a tasa anual.
Llama la atención que para el cuarto trimestre el 2023, respecto mismo periodo del 2022, en 4 de los estados donde hay más derrama económica gubernamental, es donde más creció la informalidad; esto es: en el área de impacto del Tren Maya, el crecimiento en la informalidad fue el siguiente: Campeche, con 36.8 %; Quintana Roo, 14.1 %; y Yucatán, 11.5 %; y, en el caso de la derrama del proyecto Transístmico, el efecto multiplicador creciente se registró de manera significativa en Oaxaca, con 10.2 %, no así en Veracruz, que solo fue del 5.5%.
Estos resultados advierten que no hay un efecto de arrastre estructural en el crecimiento económico de los estados impactados por las inversiones de Gobierno Federal; todo apunta a que, en gran medida, esto se debe a que no existe industria y unidades económicas en general, de tamaño e importancia estratégica, para potenciar un efecto multiplicador y de encadenamiento para lograr, como ha prometido la Administración Federal, Polos de Desarrollo Económico.
En el caso de Veracruz, como bien se tiene conocimiento, la administración de este Gobierno estatal, que afortunadamente llega a su fin, lo que hizo fue incrementar en más de 13 puntos porcentuales la economía informal, que de acuerdo con el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) es de 67%; este incremento de la economía informal se debió a la falta de inversión en infraestructura estratégica para generar externalidades que potenciaran economías de escala de mayores dimensiones en las metrópolis veracruzanas.
Pues bien, justo es debido a esta informalidad creciente en la economía veracruzana, la razón del porqué Veracruz fue de los estados más impactados de forma negativa por la pandemia, ocasionada por el COVID-19, pues como se ha señalado en este espacio, aproximadamente el 87% de todas las unidades económicas que existen en la entidad, tienen cuando más 5 trabajadores; es decir, son micro empresas, que en su gran mayoría sus ingresos no les alcanza para estar registradas ante el Sistema de Administración Tributaria (SAT), ni cumplir con los derechos laborales de sus trabajadores ante el IMSS; peor aún, muchas de estas empresas quebraron por la falta de apoyos gubernamentales post pandemia; y aquí tuvo que ver tanto la administración estatal, como la Cámara de Diputados de orden Local como los diputados federales, quienes nada hicieron por rescatar dichas fuentes de trabajo.
Veracruz requiere urgentemente de un Programa de Industrialización que ningún gobierno estatal ni federal ha impulsado, como sí ha sucedido en otras entidades federativas del norte del país; también requiere, como en este espacio se ha expuesto, de una reactivación estratégica del sector agrícola alimentario, para poder capitalizar la derrama de más de 24 mil millones de pesos mensuales que se concentran en las metrópolis, de los cuales más del 50% se disponen para alimentos, que provienen de otras entidades; lo que significa que además de que existe una fuga de liquidez dineraria, que deja sin capital a las economías regionales veracruzanas, se están financiando el desarrollo económico de otros estados.
Mientras los tomadores de decisiones del ámbito gubernamental no consideren de forma integral lo urbano y lo rural en Veracruz, y se impulse por primera vez en la entidad una regionalización económica, con base en ventajas comparativas, la entidad seguirá ocupando el 5to lugar entre los estados que más aportan a la informalidad nacional; la cual, por cierto, creció para el 2023 un 4.1% a tasa anual; y Veracruz aportó el 7% de dicho crecimiento.
Si de algo ha carecido Veracruz es de gobernantes que tengan una cultura de la planeación; más aún, de la planeación económica: en la mayoría de la veces los gobernantes en turno NO han designado al frente de las Secretarías de la administración estatal, a expertos que tengan la capacidad para resolver los problemas estructurales que lastran el desarrollo de la entidad; en el mejor de los casos los gobernantes en turno han designado buenos administradores, con buenas intenciones, como si de lo que se tratara es de administrar la pobreza, administrar el desempleo, la falta de crecimiento económico, la marginación, la crisis del campo, por citar claros ejemplos.
Pues no, para potenciar el desarrollo de Veracruz, no se trata de poner al frente de las Secretarías y áreas estratégicas de gobierno administradores, lo que requiere Veracruz es de expertos que vengan a resolver problemas, y de ser posible, con experiencia en la iniciativa privada y en manejo de personal; tampoco se trata de designar a personas leales en un 90% y con 10% de capacidad, pues las deplorables consecuencias ya las tenemos claras con este gobierno que fenece. Tampoco es suficiente la actitud (con “c”), no es suficiente contar con gente con buenas intenciones y muy dedicada al trabajo; se requieren cuadros que tengan aptitud (con “p”); es decir, que sean competentes, altamente calificados, con gran capacidad de respuesta y compromiso con el servicio público.
Pero bueno, las votaciones fueron ayer, solo esperemos tener un nuevo gobierno comprometido, con gente conocedora de los problemas y condicionantes que impiden el desarrollo y progreso de Veracruz y con una visión de Estado, pues ciertamente Veracruz territorialmente es más grande que 50 países del mundo y lamentablemente se ha gobernado como si fuera una aldea; justo es por ello que Veracruz se requiere que sea pensado y administrado con una perspectiva regional antes que sectorial.