La desgracia del vecino
Por Moisés Sánchez Limón
Observa, escucha, insulta, se burla, descalifica, pero…
Desde el poder como dueño del poder máximo del país, desde el sábado 1 de diciembre de 2018 cuando juró defender a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos ha hecho todo lo posible por dinamitarla.
Transitó desde la promesa de respetar las decisiones, fallos y sentencias de ministros, magistrados y jueces, comisionados también de órganos autónomos, hasta desconocerlos e insultarlos.
Y en esa retahíla obscena que ofende al sentido común, ha hecho de periodistas y medios de comunicación no afines a su causa, el objetivo de la otra tarea de descalificarlos y desnudarlos cual delincuentes para pasearlos alrededor de la peana frente a Catedral y ofrecerlos al linchamiento público.
Y los califica mentirosos, aplicándoles un término cuya raíz y consecuencia desconoce pero le ajusta como anillo a su dedo para acusarlos al servicio de conservadores y neoliberales.
Sacudió el armario de los viejos términos marxistas de aquellos días en que decía estudiar y se dedicaba a la grilla, en busca de cargos en su estado natal a la sombra de respetados personajes políticos como Enrique González Pedrero, el poeta Carlos Pellicer y el ingeniero Leandro Rovirosa Wade.
Sí, el ejercicio premeditado para descalificar y minar a quienes califican y, por ley, se alzan contrapeso al libre albedrío del presidente de la República, es decir, el Ejecutivo Federal, comandante supremo de las Fuerzas Armadas y dueño de voluntades del equipo clave llamado gabinete.
¿Quién contra el personaje que en su carrera política ha escrito páginas con capítulos de deslealtad y traición, demagogia y la máxima de engatusar mintiéndole a la gente con la verdad?
Y ahí primero los pobres como factor de soporte a una estructura que se armó con restos de otros partidos y liderazgos de tribus y aquellos que lo vieron como el arcángel que abriría el cielo y desparramara el maná para alimentar veleidades y ambiciones personales.
¿Primero los pobres?
¡Bah!
Esos pueden esperar porque, como citaría en su momento la licenciada Yeidckol Polevensky Gurwitz dirigente encargada de la gerencia del Corporativo Morena, para qué ayudarlos a salir de pobres, ¿para qué, señoras y señores?, si cuando ascienden a clase media se olvidan de quien los ayudó.
Ya comienza a correr el último tramo, la ruta crítica de su mandato, de ese singular y perjudicial ejercicio del poder, y la estrategia de hacerse del control transexenal cual caudillo redivivo se centra en el control del proceso para relevarlo del cargo mas dejándolo inmaculado Duce, guía de las masas que corean su nombre y, cual oración acto de fe, asumen como un honor acompañarlo y defenderlo incluso con la vida.
Porque, porque…
Quizá usted sepa que esos liderazgos de arribistas y oficiosos que se alzaron dueños de voluntades en zonas marginadas y acarrean columnas de colonos y precaristas a mítines de apoyo a Su Alteza Serenísima, son capaces de atentar contra de los que consideran enemigos, contrarios que ponen en riesgo sus ínsulas de poder en colonias, barrios y pueblos cuyos habitantes nada tienen que perder pero sí mucho que ganar, aunque la ganancia o el pírrico triunfo sea pasajero.
¡Ah!, pero todo es finito para los mortales que, ¡vaya paradoja!, por la vía democrática se adueñan del poder y buscan perpetuarse en el trono con esa bastón de mando lleno de listones que se imagina cetro del emperador.
La lucha entre pobres y ricos, neoliberales y liberales, conservadores y líderes de descamisados y huestes olvidadas y utilizadas recurrentemente por quienes han gobernado y gobiernan en México.
Y él no es la excepción, aunque su cruzada la inició tiempo ha. Y hoy, en el preámbulo de la batalla por la sucesión presidencial, su sucesión, arrecia la estrategia para descalificar al opositor e importándole un pito la Ley Electoral le tuerce el brazo y pasa por encima del ordenamiento constitucional que le acota obligaciones y responsabilidades.
Por supuesto, verdad de Perogrullo, está convertido en jefe de campaña de su interés personal depositado en gerentes y subgerentes en la Cámara de Diputados, desde aquella tarde sabatina de diciembre de 2018 cuando, bastón de mando en ristre, ofreció ser vehículo del cambio, factor de transición para echar del poder ad perpetuam a sus opositores, a quienes le negaron la gubernatura de Tabasco y operaron para impedirle llegar a la Presidencia en 2006 y 2012.
La venganza es la venganza, alimentada por rencores y frustraciones.
Así, hizo realidad su sueño y aplica lo aprendido en más de cinco décadas de huesear en espacios tricolores y luego hacerse del poder, del partido a cuya militancia invitó el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, a quien traicionó y hoy, zalamero con el poder en un puño, dice respetarlo.
“Sí, es un traidor y desleal”, acusa Jesús Zambrano Grijalva quien, guerrillero urbano devenido en político de las grandes ligas, de integrante de la Liga Comunista 23 de Septiembre, en aquellos años de convulsión política cuando Andrés Manuel se la pasaba en la cafetería de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, ascendió a la Presidencia de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados.
Y hoy, cuando en el Frente Amplio por México se perfila Xóchitl Gálvez como virtual candidata de la oposición a la Presidencia de México, ante un escenario que no imaginó pero presume haberlo adelantado, se ríe nerviosamente.
Y, ante la mayoría mercenaria de la mañanera pregunta:
–¿Cómo creen que voy a perder la apuesta?—sí, ésta de la unción de Xóchitl Gálvez.
–Y no me importa quién quede –presume el licenciado presidente, como salvador de la Patria–. Sí dije quién iba a quedar del bloque conservador porque pues ¡cómo voy a permitir que engañen a la gente!
Y se burla del diputado Alejandro Moreno y de la senadora Beatriz Paredes Rangel:
–Imagínense –dice a su público que calla como momias– lo vergonzoso que un presidente de un partido le diga a una dirigente de ese mismo partido ‘Ni modo, no salistes’; o como decía don Adolfo Ruiz Cortines: ‘Ni modo, perdimos’—se mofó.
Pero, pero…
El mensaje de Paredes Rangel en la reunión con los Comités Directivos Estatales, Sectores, Organizaciones y Delegado del PRI, la noche de ayer miércoles, tiene claros destinatarios. Un destinatario.
“Lo he dicho siempre, soy una gente de misiones, no de posiciones, por ello, (para que aquellas balas venenosas que de repente oscurecen el escenario no profundicen) declaro enfáticamente:
“No aspiro a ninguna candidatura en las próximas elecciones, ni al Congreso de la Nación, ni a la Ciudad de México.
“Esa es mi posición, no hubo ninguna negociación, yo nunca he negociado en lo oscurito, lo oscurito me gusta para observar las estrellas y para querer a las personas que amo, es para lo único que me gusta la obscuridad.
“Era natural, como culminación de mi biografía política, que intentara la candidatura presidencial para ser la primera Presidenta de México, como también es natural, como demócrata que soy y absolutamente consistente, que reconozca cuando los resultados no me favorecen”.
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Y, en Palacio, el licenciado presidente sabe que está en riesgo su plan de neo caudillo.
No, no es campaña contra el comunismo y el socialismo ni asunto de oligarcas y derechas e izquierdas, neoliberales y conservadores, pueblo bueno y…
Es asunto de, por la vía democrática, derrotar en las urnas a quien llegó al poder por la vía democrática para desconocerla y convertirse en dueño, dueño, del poder máximo en México.
Por eso, por eso, la desgracia del vecino, la vecina Xóchitl que debe prepararse para la tremenda campaña de desprestigio que se desatará en su contra desde Palacio Nacional. ¡Recórcholis, Drakko! Digo.
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