Por Francisco Javier Hernández
• AMLO, que va Paquete de Reformas
• Urgen los Cambios Sobre Todo en Afores
• Con Ello habrá Justicia a Trabajadores
Sin duda alguna entramos al 2024 con esa gran intensidad política que ha caracterizado al gobierno de Andrés Manuel y quien busca llegar a su último tramo con profundas reformas que impacten en la vida de la mayoría de la población, cambios que seguramente provocarán un ambiente caldeado con la oposición pues se quiera o no, incidirá en las campañas político-electorales que tendrán su culminación el próximo 2 de junio.
Acostumbrado a que todo se le cuestione, la mayoría de las veces sin razón, López Obrador está por enviar –se dice que el próximo 5 de febrero—un paquete de reformas que incluye la parte laboral, en la que se pretende modificar los Afores que al momento como están, representan una injusticia para los trabajadores y sus pensiones.
Como se sabe, en los 90s justamente en el gobierno de Ernesto Zedillo Ponce de León se reformó la ley laboral para quitarle responsabilidades al Estado en materia de pensiones por la pesada carga que ello representaba en las finanzas del país.
Sin embargo, en lugar de proponer una alternativa correcta, se decidió por la creación de los llamados Afore que son fondos de pensiones en las que se le endilgó al trabajador la responsabilidad de “ahorrar” para sus pensiones futuras. Al hacer las cuentas, se dedujo que al ritmo en que los trabajadores podrían ahorrar, poniendo el patrón una parte, éstos solo lograrían apenas un 30 por ciento del último salario devengado.
Esta situación creció al igual que las preocupaciones del trabajador y nadie atinaba o por lo menos, se animaba a poner un remedio a esta situación, pero incluso si alguien proponía algo diferente, se le estigmatizaba y decía que estaba fuera de la realidad.
Llegó Andrés Manuel a la presidencia de la Republica y una de las primeras acciones que puso en práctica fue recuperar el poder adquisitivo de los salarios, los cuales estaban estancados desde los años 80s y sólo se daba el 3 o 4 por ciento como máximo, bajo el pretexto qué si se incrementaban, la inflación se dispararía. Pero la inflación llegó y la pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores se acumuló hasta en un 70 u 80 por ciento.
Ahora el salario mínimo es de alrededor de 250 pesos diarios y ello, de alguna forma ayuda a amainar la inflación que de todas partes nos llegó no sólo a México, sino a los países de todo el orbe y ahí están los indicadores.
En tanto, ahí están los Afores en manos de unos cuantos, pues ellos se encargan de administrar los fondos de ahorro de los trabajadores que representan miles de millones de pesos y con ese dinero –que no es suyo—hacen y deshacen, además de invertir en negocios en donde todos ganan menos los que aportaron, porque hasta las minusvalías –pérdidas- se las cargan a los presuntos ahorradores.
Es por ello qué Andrés Manuel decidió tomar el toro por los cuernos y ahora lo concreta en la propuesta de una reforma laboral más humana, aunque para ello busca recursos que permitan fondear los ahorros y con ello el trabajador al menos reciba el 100 por ciento de lo que representa su último salario como activo.
De la reforma judicial ya ni hablar, solo mencionar lo necesaria que es esta por las malas practicas de las leyes que han hecho ministros o jueces, como ese que permite que Ricardo Salinas Pliego no pague impuestos tras ampararse; la libertad a Juan Collado y lo último, los militares casi dejado libres por decisión de una juez del estado de México y con ello se puede derrumbar todo lo avanzado en la investigación de los jóvenes desaparecidos en Ayotzinapa.
Todo lo anterior, manejado con una vesania incomparable dándole un matiz político que amenaza no sólo la credibilidad del Ejecutivo, sino pretende hacer creer que las malas acciones de algunos militares son protegidos por el Estado y pretendiendo echar abajo todo lo que se había avanzado en este caso tan lamentable.
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