Dr. Rafael Vela Martínez
Ahora que ya están concluyendo las campañas electorales, tanto a nivel nacional como estatal, algo que me preocupa es que prácticamente no se habló de la seguridad alimentaria en el país: no hubo reflexiones, las y los aspirantes no mostraron preocupación y menos plantearon propuestas: se cansaron de prometer apoyos económicos, vía programas asistenciales a los ciudadanos, para conseguir su voto: como si el dinero que habrán de recibir se pudiera comer.
En sus discursos pasaron por alto la inseguridad alimentaria que cada vez se fortalece más a nivel mundial y, en particular, en países y entidades federativas como Veracruz, que registran grave dependencia alimentaria, debido al abandono del campo, que si bien es cierto que, en el caso de la entidad ocupa el cuarto lugar nacional como productor agrícola, se debe a la producción de productos no alimentarios, principalmente agroindustriales, como la producción de caña de azúcar, la naranja y el limón persa; y, por el contrario, en la entidad, somos importadores anuales de más de 2 millones de toneladas de maíz para consumo humano; más de 200 mil toneladas de frijol y cifra similar en el caso del arroz.
A principios de año, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés: Food and Agriculture Organization), dio a conocer “El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo”, que es una publicación anual realizada en coordinación con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) entre otras organizaciones de reconocido prestigio a nivel mundial. Esta publicación anual, es el resultado de un trabajo de investigación que hace un seguimiento de los progresos relacionados con la erradicación del hambre y la mejora de la seguridad alimentaria y la nutrición. También ofrece un análisis de los desafíos a los que nos enfrentamos para lograr la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
En el informe se señala que el hambre a nivel mundial prácticamente se mantuvo sin variaciones entre 2021 y 2022; incluso, actualmente permanece muy por encima de los niveles anteriores a la pandemia ocasionada por el COVID-19 y tiende a aumentar en muchas regiones, en gran medida porque las personas todavía luchan por recuperar las pérdidas de ingresos sufridas a raíz de la pandemia, o bien han resultado afectadas por el aumento de los precios de los alimentos, los insumos agrícolas y la energía, todo ello a consecuencia de los conflictos mundiales y los efectos de los fenómenos climáticos extremos.
En este informe también se ofrecen estimaciones actualizadas sobre los miles de millones de personas que no tienen acceso a alimentos nutritivos, inocuos y suficientes durante todo el año; incluso precisa que va en aumento el número de estrategias y planes nacionales, regionales y sectoriales de reducción del riesgo de desastres que pueden expresarse en peligros sociales. Entre los ejemplos pueden citarse el proyecto preliminar de Estrategia Nacional de la República Centroafricana, la Estrategia Nacional de Reducción de Riesgos de Catástrofes del Irak y la Estrategia Nacional de Reducción de Riesgos de Catástrofes del Afganistán.
Por supuesto la Unión Europea, el Banco Mundial y las Naciones Unidas han centrado su análisis en el diseño de estrategias para enfrentar estos escenarios de crisis alimentaria que no se descartan en el futuro inmediato. Las investigaciones buscan comprender las repercusiones del cambio climático en la agricultura e indican que es probable que éste se traduzca en un aumento de la frecuencia de las anomalías en los rendimientos y en una disminución de la producción agrícola.
Y mientras todo esto sucede a nivel mundial, en nuestro país, el presidente de la República está más preocupado en dar continuidad a su proyecto de la 4T e imponer a su candidata, que le asegure, frente a alguna eventualidad, no ir a la cárcel, como tampoco caigan en prisión sus hijos e integrantes de su séquito en el poder.
Pero incluso, hablando de seguridad alimentaria hay que señalar que esta administración de gobierno federal ha abandonado a los productores agropecuarios, al desaparecer el organismo público descentralizado denominado Financiera Nacional de Desarrollo Agropecuario, Rural, Forestal y Pesquero, que ofrecía créditos al productor; más aún el organismo encargado de brindar la Seguridad Alimentaria en el país (SEGALMEX), fue saqueado con más de 9,500 millones de pesos, sin que al momento se haya recuperado ese recurso. Resulta claro que el gobierno de la 4T engaño a los productores rurales, pues prometió apoyarlos y los traicionó, ya que los dejó en peor situación económica y falta de apoyos técnicos, para la producción y la comercialización, que como los había dejado Enrique Peña Nieto.
Este escenario se extiende con mayor crudeza hacia Veracruz, donde la aportación del sector agropecuario al PIB estatal es del 6.11%, muy similar al registrado en 2003 que fue de 5.64%; como se advierte, apenas se logró incrementarse en 0.47%, menos de medio punto porcentual, en 20 años; peor aún, el valor registrado para la producción de básicos alimentarios fue de 12.33% del 100% registrado en el 2023, lo cual advierte de la escasa importancia que la administración del estado de Veracruz otorgó durante estos casi 6 años de mal gobierno, a la seguridad alimentaria en la entidad; por ello se puede afirmar que la 4T en Veracruz abandonó a los productores rurales, al campesinado, al ejidatario, al pequeño productor: los traicionó; y también traicionó a los más pobres, pues al no tener seguridad alimentaria en la entidad, al no haber un gran desarrollo del sector agrícola alimentario, el precio de la canasta de productos básicos alimentarios se ha encarecido, ya que estos productos provienen de otros estados del país, con un sobre precio por el traslado. Ahora veamos lo que viene con el nuevo gobierno, ojalá y no sea, al igual que los demás, un gobierno de promesas y malos resultados.
Por el momento hay que salir a votar en familia este domingo 2 de junio, hay que hacer valer nuestro voto, no permitir chantajes, sin aceptar condicionamientos, sin miedo: ¡Con valentía, como somos los veracruzanos! ¡Logremos el cambio en Veracruz por el bien de los veracruzanos, y no en favor de un grupo en el poder que se ha enriquecido a costa de promesas y mentiras!