Clasismo en concierto de Bad Bunny en la CDMX


Por: Fernando Dávila

La polémica por los boletos de Bad Bunny en el “DeBÍ TiRAR MáS FOToS World Tour” estalló tras la sorpresiva instalación de “La Casita” en el Estadio GNP Seguros. En el nuevo escenario, colocado en la zona General B, se coló el clasismo entre los fans que pagaron precios VIP y quienes consiguieron boletos más económicos, detonando un debate sobre exclusividad y el discurso del “artista del pueblo”.

Ocho fechas, una controversia inesperada

Bad Bunny confirmó ocho conciertos en la Ciudad de México (CDMX) durante diciembre. Sin previo aviso, OCESA anunció la instalación de “La Casita”, un escenario alterno cuyo objetivo, según la promotora, es crear “momentos más íntimos, emocionales y cercanos con el público”.

La decisión tomó por sorpresa a miles de asistentes que pagaron entre 10 mil y 12 mil pesos por boletos en zonas VIP y preferentes, quienes ahora temen perder visibilidad frente a un escenario que acerca al artista a zonas de menor costo.

El privilegio puesto en disputa

La molestia escaló rápidamente en redes sociales. Para muchos, el enojo surgió al romperse la lógica de que una mayor inversión económica garantiza una mejor experiencia. Un boleto en General B ronda los 2,008 pesos, muy por debajo del costo VIP, pero ahora ofrece la posibilidad de cercanía con el artista.

“Si alguien pagó 10 mil pesos por VIP, no está bien que ahora quede hasta atrás”, escribió una usuaria que defendió la inconformidad de los asistentes premium. La polémica por los boletos de Bad Bunny creció tanto que varias personas solicitaron reembolsos a través de Ticketmaster.

Más que un concierto: una batalla por el estatus

Para muchos fans, el conflicto ya no gira en torno a la música, sino al simbolismo de la exclusividad. Ricardo, uno de los fans, lo resumió así: “El berrinche por los boletos demuestra que ya no importa el concierto, sino tener algo que otros no puedan conseguir”.

La discusión expuso una tensión social más profunda: el deseo de distinguirse a través del consumo, incluso dentro de un espectáculo que promueve un discurso de cercanía con el barrio.

“La Casita”, símbolo del barrio… y del negocio

OCESA defendió que “La Casita” forma parte de los conceptos más emblemáticos del tour y que ya apareció en países como Puerto Rico, República Dominicana y Costa Rica. La estructura representa una vivienda humilde, símbolo del origen popular del cantante.

“La casa no es un adorno: es el hogar del barrio, del vecino desplazado, de la abuela que resiste la gentrificación”, explicó Dahlia, fan del artista. Sin embargo, la narrativa entra en contradicción cuando la zona llamada “Los Vecinos” salió a la venta por más de 12 mil pesos, convirtiendo el símbolo de lo popular en un nuevo producto de lujo.

¿Democratización del espectáculo o estrategia de marketing?

El debate ahora se centra en si Bad Bunny realmente busca democratizar el acceso al concierto al mover parte del show a un escenario secundario, o si ejecuta una estrategia de marketing que maximiza ingresos sin romper la lógica de la elite.

Pese a la estética de humildad, la estructura de precios sigue marcando una jerarquía clara. La polémica por los boletos de Bad Bunny ya no se limita a una queja de consumidores: funciona como una radiografía cultural del clasismo, el estatus y el consumo como símbolos de poder.

Bad Bunny, el artista que reta normas, terminó por exhibir que, incluso en sus conciertos, la lucha por “ser más” que el otro sigue siendo el verdadero motor de la experiencia.

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