Por: Gilberto Solorza
La Casa Blanca afirmó que el alto el fuego pactado el 10 de octubre de 2025 en Gaza continúa vigente, a pesar de los nuevos bombardeos israelíes. El presidente estadounidense Donald Trump aseguró que “nada va a poner en peligro el alto el fuego”, aunque defendió el derecho de Israel a responder a agresiones, como la ocurrida en Rafah, donde un soldado israelí murió en un presunto ataque de milicianos palestinos.


Para la administración estadounidense, estos enfrentamientos no significan una ruptura formal del acuerdo, sino incidentes aislados dentro de una tregua aún frágil. Funcionarios de la Casa Blanca señalaron que Washington mantiene su compromiso con la paz y seguirá presionando a ambas partes para evitar una escalada del conflicto.
Tensiones y posiciones encontradas
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ordenó ataques “inmediatos y contundentes” sobre Gaza y acusó a Hamás de violar el acuerdo al no entregar rehenes y preparar supuestos ataques, aunque no presentó pruebas verificables. Hamás negó toda responsabilidad y acusó a Israel de usar la muerte del soldado en Rafah como pretexto para reanudar su ofensiva. Los bombardeos sobre zonas civiles, como el barrio de al Sabra, dejaron decenas de muertos y heridos, entre ellos niños y bebés, según el Ministerio de Salud de Gaza.
Fuentes internacionales y organizaciones humanitarias señalaron que Israel rompió el alto el fuego con ataques aéreos unilaterales, sin consenso previo, lo que provocó condenas en varias capitales árabes. Aun así, Washington reiteró que Israel puede defenderse si sufre agresiones. “Nada va a poner en peligro el alto el fuego”, insistió Trump, quien sostuvo que Hamás representa “una pequeña parte” del proceso de paz en Medio Oriente y debe “comportarse adecuadamente” para que el acuerdo prospere.
El vicepresidente JD Vance respaldó la postura presidencial al asegurar que la tregua “sigue en pie pese a las escaramuzas”. También criticó con dureza la reciente votación del Parlamento israelí sobre la posible anexión de Cisjordania, a la que calificó de “estúpida” y “un insulto” a la política estadounidense. El secretario de Estado Marco Rubio advirtió que esa medida “amenaza la estabilidad alcanzada” y pone en riesgo el compromiso de Washington con el alto el fuego.
Durante una entrevista con Time, Trump trazó una línea roja diplomática al declarar que Israel “perderá todo el apoyo estadounidense” si intenta anexionarse Cisjordania. “No sucederá porque di mi palabra a los países árabes”, afirmó, al recalcar que una anexión rompería los Acuerdos de Abraham y aislaría a Israel del entorno internacional. Con esas declaraciones, la Casa Blanca impuso una nueva condición política: su respaldo a Israel depende del respeto al pacto y del compromiso con la estabilidad regional.
Lo que estipulaba el alto el fuego
El acuerdo de octubre de 2025, negociado con mediación de Estados Unidos, Egipto y Catar, estableció un plan por etapas para lograr una paz duradera. En la primera fase, Hamás debía liberar a 33 rehenes israelíes con criterios humanitarios —mujeres, niños, ancianos y heridos— a cambio de la liberación de entre 30 y 50 presos palestinos, empezando por mujeres y menores. Israel se comprometió a permitir la entrada de ayuda humanitaria, el regreso de desplazados y una retirada gradual de sus tropas en Gaza. Ambas partes iniciarían además negociaciones para un alto el fuego permanente.
La segunda fase exigía que Israel aceptara ese alto el fuego permanente, mientras Hamás liberaba al resto de los rehenes varones a cambio de un nuevo intercambio de prisioneros. En la tercera, se entregarían los cuerpos de los rehenes israelíes fallecidos. El acuerdo también incluyó un plan de reconstrucción de Gaza con una duración estimada de entre tres y cinco años.
Aunque las primeras propuestas contemplaban levantar el bloqueo sobre Gaza, esa cláusula no apareció en el texto final. El pacto, diseñado como el primer paso hacia una paz sostenible, enfrenta hoy su mayor desafío ante la reanudación de ataques, mientras la Casa Blanca insiste en mantenerlo como la única vía posible hacia la estabilidad en la región.










