Por: Gilberto Solorza
Las autoridades francesas avanzan en la investigación del robo al Museo del Louvre, ocurrido el 19 de octubre de 2025, cuando un grupo de ladrones sustrajo ocho piezas de las Joyas de la Corona Francesa valuadas en 88 millones de euros.


La Fiscalía de París confirmó la identificación de cuatro personas presentes en la escena del crimen, aunque aún no hay detenciones.
El comando planeó el asalto con precisión. Los delincuentes usaron un brazo mecánico robado y motosierras para romper las vitrinas de la Galería de Apolo, donde tomaron collares, broches y pendientes históricos vinculados a Napoleón Bonaparte, Napoleón III y la emperatriz Eugenia de Montijo. Según la fiscal Laure Beccuau, los responsables son ladrones profesionales locales, por lo que la investigación descarta hasta ahora la participación de extranjeros.
Los agentes recolectaron más de 150 muestras forenses —ADN, huellas papilares y fibras—, además de cascos y guantes abandonados por los delincuentes. Estas pruebas, en análisis, podrían resultar decisivas si los sospechosos tienen antecedentes registrados. Un video de 32 segundos grabado desde el muelle François Mitterrand muestra a dos de los asaltantes descendiendo con bolsas pesadas desde una plataforma elevadora; la Fiscalía de París validó la grabación y la considera una pieza clave para rastrear la huida.
La videovigilancia permitió reconstruir parte de la ruta de escape gracias a cámaras de autopistas, bancos y comercios de los alrededores. Los investigadores también interrogaron al personal de seguridad del museo para descartar complicidad interna. Una grabación interna demuestra que las alarmas funcionaron correctamente y que los guardias siguieron los protocolos establecidos.
La directora del Louvre, Laurence des Cars, reconoció ante el Senado francés que las cámaras perimetrales no detectaron a tiempo la intrusión, lo que reveló graves fallas en el sistema de seguridad. Aunque presentó su renuncia, la ministra de Cultura, Rachida Dati, la rechazó. El presidente Emmanuel Macron ordenó acelerar el plan de refuerzo de seguridad del museo, con una inversión decenal de 160 millones de euros.
La dirección del Louvre ya implementó nuevas medidas: reforzó la vigilancia perimetral, instaló cámaras de alta definición y sensores de movimiento, aplicó controles biométricos de acceso y aumentó los patrullajes aleatorios con apoyo de drones. Estas acciones buscan corregir las vulnerabilidades explotadas durante el robo y prevenir futuros incidentes.
Las autoridades francesas intensificaron la cooperación con Europol y con cuerpos de seguridad de países vecinos para rastrear movimientos de las joyas o detectar transacciones sospechosas en el mercado negro. También solicitaron apoyo especializado en tráfico de arte y antigüedades, ya que las piezas robadas poseen un valor histórico que las vuelve fácilmente reconocibles, incluso si los delincuentes las desmontan. Esta colaboración internacional pretende cerrar el cerco sobre los implicados antes de que las joyas desaparezcan definitivamente.
Mientras tanto, la Galería de Apolo permanece cerrada al público y la policía aún no recupera ninguna de las piezas robadas. Expertos advierten que los ladrones podrían haber desmantelado las joyas para facilitar su venta ilegal, lo que dificultaría su rastreo. Pese a ello, la Fiscalía de París mantiene el optimismo de que la amplia difusión del caso frene cualquier intento de modificación y permita su eventual recuperación.










