Por: Gilberto Solorza
El ajedrez, considerado por muchos como el juego más intelectual y universal, tiene un origen tan fascinante como misterioso. Aunque su historia se entrelaza con mitos y leyendas, la mayoría de los historiadores coinciden en que nació en la India, alrededor del siglo VI d.C., durante el Imperio Gupta.
El juego primitivo se conocía como chaturanga, término sánscrito que significa “cuatro divisiones”, en alusión a los principales componentes del ejército indio: infantería, caballería, elefantes y carros de guerra. Estas unidades dieron origen a las actuales piezas del ajedrez moderno: peones, caballos, alfiles y torres, respectivamente.
Una de las leyendas más conocidas sobre el nacimiento del ajedrez aparece en el Shahnameh, el gran poema épico de Persia. Según esta historia, el juego fue creado para reproducir una batalla y tenía fines estrategas para poder recrear luchas a una escala menor.
Otra narración popular cuenta que un sabio presentó el ajedrez al rey como regalo, después de que éste buscara una manera de entretenimiento. A cambio, pidió una recompensa aparentemente modesta: granos de arroz, empezando con uno en la primera casilla del tablero y duplicando la cantidad en cada casilla siguiente. Lo que parecía un simple pedido terminó siendo una lección matemática sobre el poder de la progresión geométrica… y sobre la humildad.
Desde su cuna en la India, el chaturanga se expandió hacia Persia, donde se transformó en shatranj. Luego de la conquista árabe de Persia, el juego se propagó por el mundo islámico y, a través de España y el norte de África, llegó a Europa entre los siglos VIII y X.
Durante la Edad Media, el ajedrez ya era popular en países como España e Italia, aunque bajo reglas distintas a las actuales. En ese entonces, la reina y el alfil eran piezas con movimientos muy limitados. Fue en Europa, durante el siglo XV, cuando el juego vivió una auténtica revolución: se modificaron las reglas para hacerlo más dinámico, otorgando mayor poder a la reina y al alfil, lo que dio lugar al ajedrez moderno.
Uno de los primeros grandes teóricos del nuevo ajedrez fue el español Ruy López de Segura, quien en el siglo XVI escribió tratados que marcaron el inicio del estudio sistemático del juego.
Aunque la teoría india es la más aceptada, también existen propuestas alternativas. Algunos investigadores sugieren que el ajedrez podría haberse originado en China, a partir del xiangqi, o incluso en Irán o Afganistán. Estas teorías se basan en similitudes con otros juegos antiguos y en descubrimientos arqueológicos en la región. Hay quienes incluso se aventuran a pensar que ciertas formas tempranas del ajedrez pudieron haberse practicado en la antigua Grecia, en tiempos de Alejandro Magno.
Más allá de su verdadero origen, el ajedrez ha trascendido culturas, religiones y siglos. Hoy se juega en todos los rincones del planeta, desde clubes de barrio hasta torneos internacionales, y sigue siendo un campo de batalla donde se enfrentan el ingenio, la lógica y la paciencia.

