«Los Ángeles de ilegalidad» Bondi
Por: Federico La Mont
Posición: El Departamento de Justicia de Estados Unidos (EU) incluyó en la lista de jurisdicciones santuario a doce estados y el Distrito de Columbia, además de cuatro condados y 18 ciudades. La administración de Donald Trump publicó la lista de jurisdicciones del santuario, en la que señala a 12 estados, el Distrito de Columbia, y a decenas de ciudades por mantener políticas que limitan la cooperación con las autoridades federales de inmigración.
“La protección de nuestras comunidades empieza por respetar la ley. Las políticas santuario la ponen en riesgo”, aseguró la fiscal general Pam Bondi en un comunicado que acompaña la lista actualizada, en la que figuran ciudades como Nueva York, Los Ángeles, Chicago y San Francisco.
La designación no es simbólica. El gobierno emprendió acciones legales en los últimos meses contra varias de estas localidades, incluyendo una demanda contra la ciudad de Nueva York y señaló que buscará restringir fondos federales y visibilizar públicamente a los gobiernos locales que, según el Departamento de Justicia, se niegan a colaborar con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
Lista de “Jurisdicciones santuario” incluyen a 18 ciudades de EU: Albuquerque, Nuevo México; Berkeley, California; Boston, Massachusetts; Chicago, Illinois; Denver, Colorado; East Lansing, Michigan; Hoboken, Nueva Jersey; Jersey City, Nueva Jersey; Los Ángeles, California; Nueva Orleans, Luisiana; Ciudad de Nueva York, Nueva York; Newark, Nueva Jersey; Paterson, Nueva Jersey; Filadelfia, Pensilvania; Portland, Oregón; Rochester, Nueva York; Seattle, Washington y San Francisco, California.
La lista también incluyó 13 estados de California, Colorado, Connecticut, Delaware, Distrito de Columbia, Illinois, Minnesota, Nevada, Nueva York, Oregón, Rhode Island, Vermont y Washington. ¿Qué implica ser “Jurisdicciones santuario”? Las ciudades y estados designados como “santuario” son aquellos que aprobaron ordenanzas que limitan la colaboración entre las fuerzas del orden locales y los agentes federales de inmigración, del ICE.
En muchos casos, esto implica no detener a personas indocumentadas más allá del tiempo legal sin una orden judicial, o no compartir información sobre su estatus migratorio. Entre los argumentos más comunes de los gobiernos locales está la falta de recursos para asumir funciones federales, así como la necesidad de mantener relaciones de confianza entre las comunidades migrantes y la policía local.
Esta es la segunda ocasión en que la Casa Blanca intenta exponer públicamente a los gobiernos locales que no se alinean con su política migratoria. La lista reaparece con ajustes: aunque mantiene al estado de California y varias de sus principales ciudades, deja fuera a condados como Los Ángeles donde reside cerca de un millón de personas indocumentadas y otros bastiones republicanos.
Pam Bondi aseguró que el Departamento de Justicia está empleando todas las herramientas legales a su alcance para presionar a estas jurisdicciones a revertir sus políticas. Mencionó como ejemplo reciente el acuerdo con Louisville, Kentucky, donde se eliminó una norma que limitaba la comunicación entre las cárceles locales y el ICE.
Entre otras cosas: desde su primera campaña electoral en 2016 y con mayor intensidad en la segunda en 2024, el caballito de batalla de Trump es México, causante, según dice, de todos los males registrados y de EU, en el entendido de que su país es perfecto, noble y decente, mientras todos los demás son simples rémoras que mañosamente se alimentan de las sobras que deja el gran tiburón.
Trump es megalómano, arrebatado y ridículamente mentiroso, y cree que su país y el mundo entero lo adoran, aunque la realidad indica todo lo contrario, pues en los hechos su índice de popularidad cae vertiginosamente. Los datos más recientes de la encuestadora Gallup lo demuestran: A seis meses de su segundo mandato, el índice de aprobación del presidente Trump cayó a 37 por ciento, el más bajo de este periodo y apenas por encima de su peor índice histórico, 34 por ciento, al final de su primer gobierno.
El índice de aprobación cayó 10 puntos porcentuales entre los adultos estadounidenses desde que comenzó su segundo gobierno, en enero, incluyendo una caída de 17 puntos entre los independientes, hasta 29 por ciento, igualando su índice más bajo en ese grupo en cualquiera de sus dos mandatos. Algo más: fuera de su base republicana, relativamente pocos estadounidenses están satisfechos con su desempeño. Su puntaje bajó al nivel más inferior de su segundo mandato, prácticamente igualando su peor calificación histórica en ese mismo período durante su primer mandato.
Además, recibe puntuaciones generalmente bajas en su manejo de temas claves, como inmigración y economía, principales focos de su campaña. Y como México es su caballito de batalla, la consecuencia resulta más que obvia.
De acuerdo con la más reciente encuesta del Pew Research Center, con Trump de regreso en la Casa Blanca, la gente en México tiene una opinión mucho más negativa de Estados Unidos que durante el último año de la presidencia de Joe Biden. Dicha encuesta revela que la opinión de los mexicanos sobre Estados Unidos y su presidente se ha deteriorado desde el año pasado; siete de cada 10 mexicanos tienen una opinión desfavorable, mientras el 29 por ciento la tienen favorable.
El año pasado, las opiniones fueron prácticamente opuestas: 61 por ciento tenía una opinión favorable y 33 por ciento desfavorable. Esta caída de 32 puntos porcentuales en las opiniones positivas es la más pronunciada de los 24 países que encuestamos este año.
Algo más: la gran mayoría de los adultos mexicanos (91 por ciento) afirman tener poca o ninguna confianza en que Trump haga lo correcto en asuntos internacionales. En comparación, una mayoría menor de mexicanos (60 por ciento) expresó poca o ninguna confianza en Biden en 2024. La falta de confianza de los mexicanos en Trump se extiende a su enfoque de la política migratoria: 87 por ciento tiene poca o ninguna confianza en su gestión del tema.
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Los mexicanos son más propensos que los habitantes de cualquiera de los otros 23 países encuestados este año a calificar negativamente a Trump por su gestión de la política migratoria. Una de las preguntas de la encuesta fue sobre si los gobiernos estadounidense y mexicano están haciendo un buen o mal trabajo al gestionar la gran cantidad de personas que buscan asilo en la frontera entre ambas naciones. Sesenta y ocho por ciento de los mexicanos respondieron que el gobierno de Trump realiza un mal trabajo, incluyendo 26 por ciento que lo consideran muy malo.
En contraste, los mexicanos siguen valorando positivamente la gestión de la frontera por parte de su propio gobierno. Aproximadamente dos tercios (68 por ciento) afirman que el gobierno mexicano lleva un buen trabajo, en comparación con 60 por ciento en 2024. Y ahora que Trump quiere jugar a la guerra nuclear habrá que ver la reacción de la comunidad de naciones, aunque, como bien advierte el Kremlin, en un conflicto de esa naturaleza no hay vencedores.