Por: Fernando Dávila
La Facultad de Contaduría y Administración (FCA) de la UNAM vive una nueva escalada en la crisis estudiantil que atraviesa Ciudad Universitaria. El Comité de Estudiantes Organizados declaró paro indefinido y tomó las instalaciones, luego de que las autoridades desconocieran la asamblea y votación que avalaron la suspensión de actividades.



Un paro por seguridad y desacato
El conflicto forma parte de la ola de protestas que sacude a la UNAM tras el homicidio de un estudiante en el CCH Sur el pasado 22 de septiembre. Los estudiantes exigen mayor seguridad, la expulsión de grupos ajenos a la comunidad —conocidos como porros— y la atención a denuncias de agresión dentro de los planteles.
La tensión creció este jueves por la madrugada, cuando personas encapuchadas ingresaron a la FCA. Aunque portaban credenciales universitarias, la comunidad no las reconoció como integrantes del plantel. En medio de la incertidumbre, el director Armando Tomé González, hasta el momento, no ha emitido postura pública, lo que ha incrementado la molestia y exigencias de respuestas concretas.
La batalla por el voto y la intervención de Rectoría
La crisis también refleja el desacato a la voluntad estudiantil. Durante la asamblea más reciente, la comunidad votó de manera democrática a favor del paro: 57.1% apoyó suspender clases (entre definido e indefinido) y 42.9% se pronunció por mantener actividades.
Pese al resultado, la Dirección se negó a reconocer el paro, lo que generó enfrentamientos verbales con integrantes del Comité de Ética en Investigación y Docencia (CEID) y la intervención de personal de Rectoría, acusados de presionar para revertir el acuerdo.
Ante la negativa, el Comité de Estudiantes decidió tomar las instalaciones durante la madrugada, argumentando que las autoridades violaron el Artículo 18 de la Ley Orgánica de la UNAM, que protege la independencia de las sociedades de alumnos.
Criminalización y abuso de autoridad
La toma se ha visto acompañada de acusaciones de acoso y criminalización contra estudiantes. Una alumna identificada como Aurora, participante de la asamblea, denunció agresiones verbales y difamación por parte de académicos y directivos.
“Me avergüenza tener autoridades tan incompetentes, capaces de agredir a sus propios estudiantes”, expresó, al anunciar su retiro temporal del activismo para cuidar su salud mental.
En respuesta, la Dirección de la FCA anunció una “encuesta digital de opinión” para conocer la postura de la comunidad, lo que los estudiantes rechazaron por considerarlo un intento de invalidar su decisión democrática.
El paro continúa mientras la comunidad exige que la UNAM reconozca la votación, garantice la seguridad y respete la libre organización estudiantil.










