Por: Fernando Dávila
Claudia Sheinbaum cerró su primer año al frente del país con un respaldo histórico: 71.4% de aprobación, un salto de 10.1 puntos desde que inició su gobierno.



La cifra la coloca entre los mandatarios con mayor crecimiento en popularidad durante su primer año en las últimas décadas, solo por debajo de Carlos Salinas de Gortari (+12.2) y Ernesto Zedillo (+11.1).
De acuerdo con un estudio de Mitofsky, el avance de Sheinbaum contrasta con el de su antecesor Andrés Manuel López Obrador, quien al cumplir su primer año registró 58.6% de aprobación, cuatro puntos menos que al inicio de su mandato.
En la comparación con los últimos seis presidentes, Sheinbaum también destacó por mantener una tendencia ascendente. Vicente Fox (-20.8), Felipe Calderón (-5.2) y Enrique Peña Nieto (-6.7) experimentaron caídas en sus niveles de aceptación durante el mismo periodo.
Respaldo amplio, pero con brechas
Aunque la presidenta mantiene un apoyo mayoritario, las diferencias por género y edad son notorias. Las mujeres la respaldan en mayor medida (74.1%) que los hombres (69.0%). La aceptación también crece entre los mayores de 50 años (74.6%) frente a los jóvenes de 18 a 29 (69.8%).
Por ocupación, amas de casa (81.1%), trabajadores informales (79.4%) y jubilados (76.1%) son los sectores más favorables hacia su gestión. En cambio, los profesionistas (56.0%) y empresarios (54.8%) muestran menor simpatía.
Tamaulipas y Jalisco: dos extremos
El respaldo a Sheinbaum varía de manera marcada entre estados. Tamaulipas encabeza la lista con 83.4% de aprobación, seguido de Hidalgo (82.6%) y Tabasco (81.8%).
En el otro extremo, Jalisco registró el nivel más bajo (55.5%), acompañado por Sinaloa (56.2%), Zacatecas (57.5%) y Guanajuato (61.7%). En tanto, la Ciudad de México, donde Sheinbaum fue jefa de Gobierno, se ubicó en el lugar 25 con 66.1% de respaldo.
Una popularidad que pone a prueba la expectativa
El aumento de aprobación refleja una confianza temprana en el nuevo gobierno, pero también un desafío mayor: mantenerla frente a los retos económicos, sociales y políticos que comienzan a perfilar su administración. En México, la historia demuestra que la luna de miel política suele durar poco.