Por: Gilberto Solorza
Los seis mexicanos que integraron la Flotilla Global Sumud volvieron este martes al país tras varios días de detención en la prisión israelí de Ketziot.


La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) organizó su regreso junto al embajador de México en Israel, Mauricio Escanero, quien los acompañó desde Tel Aviv hasta la Ciudad de México.
En el Aeropuerto Internacional Benito Juárez, personal médico, psicológico y migratorio los atendió, mientras familiares y colectivos solidarios los recibieron entre abrazos y consignas.
Los activistas —Ernesto Ledesma Arronte, Arlín Medrano Guzmán, Laura Alejandra Vélez Ruiz Gaitán, Carlos Pérez Osorio, Sol González Eguía y Diego Vázquez Galindo— enfrentaron la detención después de intentar llevar ayuda humanitaria a la Franja de Gaza. Su misión, de carácter pacífico, buscaba visibilizar la crisis que vive la población palestina y denunciar las restricciones que impiden el ingreso de alimentos, medicinas y suministros básicos. La SRE destacó que el retorno ocurrió gracias a intensas gestiones diplomáticas entre México e Israel, con apoyo de Turquía y Jordania para facilitar el traslado.
Al llegar, los seis reafirmaron que la flotilla tenía fines estrictamente humanitarios. Insistieron en que la atención pública debe centrarse en la situación de Gaza y no en ellos. Carlos Pérez, documentalista, relató: “Fuimos secuestrados, fuimos maltratados, pero nunca rompieron nuestro espíritu”. Diego Vázquez añadió: “Los ojos deben estar en Gaza”, al recordar que miles de civiles permanecen atrapados bajo el bloqueo israelí.
Durante su detención, los mexicanos denunciaron tortura física y psicológica, privación de alimentos y agua, abuso verbal y humillaciones constantes. Las autoridades los mantuvieron incomunicados por horas y les negaron asistencia consular. Algunos intentaron beber agua del inodoro ante la falta de líquidos. También los obligaron a mantener las manos atadas a la espalda durante largos periodos y los trataron “como animales”. A pesar de las condiciones, todos coincidieron en que la experiencia fortaleció su compromiso con la causa palestina y la defensa de los derechos humanos.
La estudiante Arlín Medrano Guzmán, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, agradeció el respaldo de su comunidad académica: “Compas, agradezco muchísimo su apoyo y sin su ayuda esto no habría sido posible”. Cuando le preguntaron si volvería a participar en otra flotilla, respondió: “Ojalá no sea necesario”, en referencia al deseo de que Israel permita el libre paso de ayuda humanitaria. También comentó que romper relaciones diplomáticas con Israel sería difícil, ya que “hay muchísimos mexicanos que viven allá y romper relaciones sería como dejarlos solos”.
Los activistas destacaron la labor del embajador Mauricio Escanero, a quien describieron como el único diplomático extranjero que enfrentó directamente a las autoridades israelíes para exigir su liberación. Afirmaron que Escanero incluso padeció actitudes discriminatorias durante las negociaciones, pero continuó su labor hasta garantizar su salida. En contraste, las familias calificaron el trabajo del canciller Juan Ramón de la Fuente como “intermitente” y “más simbólico que efectivo”, pues mantuvo comunicación con las autoridades, aunque con poca presencia directa.
El reencuentro de los activistas con sus familias llenó el aeropuerto de emoción y solidaridad. Colectivos pro-palestinos y universitarios los recibieron con flores, pancartas y la canción “Bella Ciao”, himno histórico de la resistencia antifascista que adaptaron en apoyo a la causa palestina. El gesto reflejó la esperanza de que el regreso de la flotilla inspire más voces a exigir un alto a la violencia en Medio Oriente.
Los integrantes de la Flotilla Global Sumud aún no confirman si ofrecerán una conferencia de prensa o un comunicado oficial. Sin embargo, adelantaron que seguirán denunciando las violaciones a los derechos humanos en Gaza y compartiendo su experiencia para exigir la entrada libre de ayuda humanitaria. Su regreso coincide con el segundo aniversario de la última ofensiva israelí, que ha dejado casi 70 mil palestinos muertos y una crisis humanitaria que continúa empeorando.