Por: Gilberto Solorza
En un hecho inédito a nivel mundial, el primer ministro Edi Rama presentó a Diella, una ministra generada por inteligencia artificial, cuyo nombre significa “sol” en albanés. La funcionaria virtual entró al gabinete en septiembre de 2025 para supervisar y adjudicar licitaciones públicas, con el objetivo de garantizar procesos más transparentes y libres de corrupción en un área históricamente vulnerable de la administración estatal.


Una tarea nada menor, considerando que hasta ahora ningún humano había logrado erradicar esas sombras.
Skynet como ministra contra la corrupción
La propuesta forma parte de una reforma anticorrupción que busca cumplir con estándares europeos de transparencia, en momentos en que Albania aspira a consolidar su ingreso a la Unión Europea. Rama defendió el nombramiento señalando que la IA carece de ambiciones políticas y aplica algoritmos objetivos, con el fin de fortalecer la eficiencia y la imparcialidad en la gestión de recursos públicos.
Diella comenzó como asistente virtual en la plataforma estatal e-Albania en enero de este año y ahora ocupa un cargo ministerial simbólico. La Constitución exige que los ministros sean ciudadanos humanos, por lo que su rol carece de validez legal, aunque conserva un fuerte peso mediático y administrativo. Desde su presentación en el parlamento, la iniciativa desató protestas de la oposición, que cuestiona tanto la constitucionalidad como la legitimidad del experimento tecnológico.
En la práctica, Diella acompaña a los funcionarios en la gestión documental y en el análisis de grandes volúmenes de información, sin aspiraciones políticas ni intereses propios. Su programación busca ofrecer un trabajo constante, sin descanso ni sesgos personales, lo que el gobierno presenta como una ventaja frente a las limitaciones humanas en tareas repetitivas y administrativas.
Las autoridades le asignaron funciones como la supervisión y adjudicación de contratos públicos, la automatización de trámites administrativos y el análisis de datos para detectar posibles irregularidades. El gobierno afirma que la ministra virtual apoya a los funcionarios humanos sin reemplazarlos, promoviendo eficiencia y transparencia.
Críticas y riesgos de un experimento pionero
El nombramiento desató críticas. Expertos señalan riesgos como sesgos en la programación, opacidad de los algoritmos, dependencia tecnológica y vulnerabilidades en ciberseguridad. También advierten que una IA mal diseñada o manipulada no garantiza la erradicación real de la corrupción, sino que puede encubrir nuevas formas de opacidad bajo el discurso de imparcialidad.
Otro punto polémico surge de la falta de claridad sobre quién desarrolló la tecnología detrás de Diella. Aunque el sistema opera dentro de la plataforma estatal e-Albania, el gobierno no reveló si alguna empresa privada participó en su creación, lo que alimenta dudas sobre la transparencia y el control de la herramienta. Esta ausencia de información contradice el propio propósito de la iniciativa, que busca generar confianza en la gestión pública.
El caso de Diella coloca a Albania en el centro del debate internacional sobre el uso de inteligencia artificial en funciones de gobierno. Para algunos representa un paso pionero hacia la modernización administrativa; para otros, un experimento apresurado que mezcla riesgos legales, políticos y tecnológicos bajo el pretexto de combatir la corrupción. Y, como suele ocurrir, la ironía es que el proyecto que promete transparencia empieza rodeado de más preguntas que respuestas.