PALACIO

La CFE y PEMEX…lastres de la 4T

Por Mario Díaz

  • Corrupción y complicidad gubernamental en ambas paraestatales
  • La problemática actual deja sin efecto la frase “no somos iguales”
  • Ambas instituciones financian campañas y forman nuevos millonarios

H. Matamoros, Tamaulipas.- Sin dejar de reconocer que ambas empresas paraestatales mantienen problemáticas similares asociadas a la corrupción y mal servicio desde hace muchos años, lo cierto es que en la actualidad representan un verdadero lastre para el gobierno del segundo piso de la Cuarta Transformación.

En efecto, tanto la Comisión Federal de Electricidad (CFE) como Petróleos Mexicanos (PEMEX) se han caracterizado por ser fuentes de financiamiento de campañas políticas y forjadores de nuevos millonarios lo mismo en regímenes federales del PRI, el PAN y Morena.

Sin embargo, existe una gran y marcada diferencia entre los dos primeros institutos políticos y el actual partido en el poder: El ex presidente ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR acuñó la frase “no somos iguales”, que fue muy utilizada y escuchada durante el pasado sexenio a la hora del “desmarque político”.

En consecuencia, si vicios y corrupción en la CFE y en PEMEX no han sido erradicados durante los gobiernos morenistas, por lógica simple y sentido común, podría afirmarse desde un plano objetivo que no tuvo ni tiene sustento la expresión del creador del Movimiento de Regeneración Nacional.

¿Qué cuál es la problemática?

Veamos:

La Comisión Federal de Electricidad enfrenta problemas que tienen que ver con fallas en el suministro, cobros excesivos, impacto del cambio climático, falta de infraestructura, crisis financiera y atención al cliente, entre los más socorridos.

También, la captación de recursos provenientes del cobro por servicio a los usuarios no corresponde al suministro que proporciona y controla la Secretaría de Energía. Hipotéticamente, el robo de energía por parte del personal de la paraestatal o bien el control que ejerce la delincuencia organizada serían causales de pérdida financiera de la paraestatal.

No es ninguna novedad que miles de hogares mexicanos no cuentan con ese necesario servicio y que son muy frecuentes los “cortes” de energía; que los “apagones” y fluctuaciones en el voltaje dañan equipos domésticos y afectan la calidad de vida; y que los cobros excesivos generan inconformidad entre los millones de usuarios.

Asimismo, es innegable que las sequías y aumento de las temperaturas incrementan la demanda del fluido eléctrico y, por consiguiente, es una situación que pone en evidencia la capacidad de respuesta de la CFE; que la falta de modernización y expansión de infraestructura afecta enormemente la red de transmisión y distribución.

Del mismo modo, las pérdidas económicas de la CFE derivadas por distintos motivos impiden la inversión en infraestructura y servicios y, además, otra problemática que crece día a día es la atención al cliente que se refleja en dificultades para reportar fallas, realizar trámites y resolver problemas relacionados con el servicio.

Por todo lo antes expuesto y que la Comisión Federal de Electricidad deje de ser un lastre para el gobierno de la Cuarta Transformación se requieren soluciones integrales para garantizar un suministro eléctrico confiable y accesible para los usuarios.

Por otra parte, gracias a la generosa reserva petrolífera del país es que Petróleos Mexicanos continúa operando con números rojos, pero, a la vez, siendo el vehículo financiero de campañas políticas antes y después de la 4T.

El descarado contrabando documentado de combustibles de Estados Unidos a México con la complacencia de las autoridades aduaneras y el apoyo de las fuerzas federales, representa un indicativo de que la corrupción continúa y, por lo tanto, no tiene sustento eso que dice “no somos iguales”.

El decomiso de millones de litros de carburantes en puertos de Tamaulipas y Baja California sin ninguna detención de por medio, también podría constituirse en evidencia de la complicidad del mismo gobierno para manejar recursos que no dejen huella oficial.

El millonario presupuesto destinado a la refinería Dos Bocas sin ningún resultado financiero positivo ni mucho menos asociado a la independencia energética en materia de hidrocarburos, también coloca “contra las cuerdas” a la 4T en lo que respecta a la transparencia y austeridad republicana.

El descubrimiento de una refinería clandestina en Coatzacoalcos, Veracruz, para la producción de diésel y la recuperación de 500 mil litros de crudo coloca en tela de duda la honorabilidad de los técnicos de PEMEX y la probable complicidad de las autoridades de los tres niveles de gobierno.

Como es evidente, el robo de combustible en los ductos de PEMEX, el contrabando documentado de “huachicol”, la corrupción y complicidad de las autoridades aduaneras y las “refinerías clandestinas” forman parte de la problemática de la citada paraestatal que difícilmente podrá ser erradicada en virtud de los intereses del gobierno en turno.

Ni hablar.

DESDE EL BALCÓN:

I.-Resulta incongruente, pero a la vez entendible que la CFE envíe cables de aluminio y no de cobre a zonas salitrosas como en H. Matamoros, Tamaulipas.

Incongruente, porque la paraestatal sabe que ese material se corroerá rápidamente provocando fallas en el suministro de energía.

Entendible, porque el costo del aluminio es mucho menor que el del cobre y, además, este último metal es muy requerido por los amantes de lo ajeno.

Otra vez…ni hablar.

Y hasta la próxima.

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