Por: Gilberto Solorza
El productor y rapero Sean “Diddy” Combs fue absuelto este martes de los cargos más graves que enfrentaba por tráfico sexual y asociación ilícita, los cuales podrían haberle costado la cadena perpetua


Tras más de catorce horas de deliberación y siete semanas de juicio, el jurado determinó que no había pruebas suficientes para condenarlo por liderar una organización criminal ni por participar en una red de explotación sexual.
La decisión del jurado representa una victoria parcial para Combs, de 55 años, quien enfrentaba acusaciones federales que lo vinculaban con un presunto entramado de abuso sexual, coerción y crimen organizado. A pesar de la presión mediática y de los testimonios presentados por la fiscalía, el jurado no alcanzó la unanimidad requerida para emitir un veredicto de culpabilidad en los delitos más graves, amparándose en la existencia de dudas razonables.
Sin embargo, el artista sí fue declarado culpable de cargos menores bajo la Ley Mann, relacionados con el transporte de personas para ejercer la prostitución. Estos cargos involucran al menos a dos víctimas, incluyendo a la cantante Cassie Ventura, y podrían implicar una pena de hasta 20 años de prisión, dependiendo de lo que determine el juez en la audiencia de sentencia.
El juicio, presidido por el juez federal Arun Subramanian, aún no ha concluido del todo pues permanece en deliberaciones respecto al cargo más delicado que sigue sin resolverse: conspiración para cometer crimen organizado. Aunque el juez ha instruido al jurado a continuar buscando consenso, ha reconocido públicamente que las divisiones internas podrían derivar en un juicio nulo en ese punto.
En caso de que no se alcance un acuerdo, el tribunal deberá decidir si se programa un nuevo juicio o si se desestima el cargo pendiente. Mientras tanto, los abogados de Combs han señalado que la defensa se prepara para apelar los cargos por los que fue hallado culpable.
Este veredicto mixto deja a Combs en una posición incierta: libre de la cadena perpetua, pero con un futuro judicial que aún podría costarle años tras las rejas.