Por: Gilberto Solorza
En el marco del debate nacional sobre la reducción de la jornada laboral, este jueves se llevó a cabo el Primer Foro para la Implementación de la Semana Laboral de 40 Horas, encabezado por la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, quien calificó la propuesta como “una de las reformas más trascendentales de nuestra época”.


“Reducir la jornada laboral no solo es un tema económico; es también una causa social, de bienestar, de justicia y de futuro para las y los trabajadores mexicanos”, afirmó Brugada ante sindicatos, representantes empresariales y funcionarios federales.
El foro se enmarca en el proceso legislativo y social que busca disminuir la jornada laboral de 48 a 40 horas semanales sin afectar el salario, una iniciativa que ha generado posturas encontradas entre sectores políticos, empresariales y sindicales.
Durante su participación, el secretario del Trabajo y Previsión Social, Marath Bolaños López, hizo énfasis en las ventajas de la reforma, señalando que menos horas no significan menos productividad, sino todo lo contrario.
«Al reducir factores como el desgaste físico y emocional, no solo mejoramos la salud mental del trabajador, también fomentamos su creatividad, eficiencia y compromiso”, sostuvo el funcionario. Añadió que contar con más tiempo libre, familiar y de ocio no es un privilegio, sino un derecho laboral.
¿Por qué considerar esta reforma?
Segun datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), México se mantiene como el país latinoamericano con la jornada más larga, con un promedio de entre 49 y 51 horas semanales, superado solo por Colombia en número de horas trabajadas, pero liderando en cantidad de trabajadores bajo esa carga.
Ante los argumentos de que esta reforma afectaría el empleo y los salarios, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) presentó un estudio comparativo con Brasil, en el que se revela que, aunque México trabaja más horas, su población percibe menores ingresos que la del país sudamericano. Este dato echa por tierra la idea de que más trabajo equivale automáticamente a más riqueza.
Sector empresarial y sindicatos opinan
Uno de los momentos más esperados del foro fue la participación de Francisco Cervantes Díaz, presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), quien semanas atrás se mostró crítico frente a la propuesta. Esta vez, el líder empresarial optó por un tono más conciliador:
“El sector privado quiere ayudar a construir una reforma social justa y económicamente viable. Pero debe implementarse de forma gradual para evitar impactos negativos en la economía y en las empresas”, declaró.
El CCE se mantiene firme en que, en caso de llevarse a cabo, el plazo debe ser de cinco años para concretar la reducción, con el objetivo de alcanzar la meta en enero de 2030, de acuerdo con el calendario planteado por el gobierno federal.
En representación del sector laboral, el coordinador jurídico de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), Ángel Celorio Guevara, pidió establecer una comisión tripartita entre gobierno, empleadores y trabajadores para revisar conjuntamente los términos de la transición.
Celorio coincidió en que la reducción debe considerar las características particulares de cada industria, aunque afirmó que México tiene las condiciones necesarias para acelerar el proceso: “Si hay voluntad política y responsabilidad empresarial, no tenemos por qué esperar hasta 2030. Esta reforma puede lograrse en dos años”, puntualizó.
El foro concluyó con el compromiso de mantener un diálogo abierto y plural sobre los caminos para lograr una jornada laboral más digna y equilibrada. A medida que la iniciativa avanza en el Congreso, el debate promete seguir marcando agenda en los próximos meses, continuando con el próximo foro en Monterrey, Nuevo León.