Crea bebida que mejora la salud, pero le niegan apoyo institucional

Ciudad de México.– A lo largo de más de dos décadas, el Dr. e investigador Manuel Soriano García ha dedicado su vida a la investigación científica enfocada en mejorar la salud de los mexicanos a través de productos naturales respaldados por pruebas clínicas. Sin embargo, la falta de apoyo institucional y los obstáculos burocráticos han frenado sus proyectos que prometen importante impacto social.

En un país con una riqueza agrícola inigualable, pero con escaso respaldo institucional para impulsar sus propios superalimentos, el Dr. Manuel Soriano se ha dedicado a demostrar científicamente el poder del amaranto y la cúrcuma. Su historia es una muestra de perseverancia, innovación y resistencia frente a un sistema que no valora los tesoros nutricionales que brinda el suelo mexicano.

En entrevista exclusiva para Charlas Impresionantes, el Dr. Soriano García —galardonado con diez premios nacionales por su trabajo en salud y nutrición— compartió los descubrimientos más importantes de sus investigaciones, los beneficios para la salud que ha logrado comprobar, y los obstáculos institucionales y comerciales que han frenado la comercialización de sus productos.

Amaranto: la joya olvidada de México

“Es una planta extraordinaria, rica en proteína, ácidos grasos esenciales, hierro, calcio, magnesio y escualeno, un compuesto que antes solo se obtenía del hígado de tiburón. Con el amaranto no sólo ayudamos a nutrir, también protegemos la piel, regulamos la presión arterial y combatimos la anemia”.

El científico desarrolló una bebida nutritiva de amaranto sin lactosa, ideal para personas con alergias alimentarias y para niños con intolerancia a la proteína de la leche. “Este producto podría revolucionar la forma en que alimentamos a bebés con alergias severas, sin comprometer su desarrollo”, asegura.

Esta bebida natural que, según sus estudios, podría beneficiar a millones de personas a bajo costo. De acuerdo a estimaciones, si solo el 10% de la población la consumiera a un precio accesible, el impacto económico y en salud pública sería significativo.

Cúrcuma: el antiinflamatorio natural

En combinación con el amaranto, el Dr. Soriano ha utilizado la cúrcuma —reconocida mundialmente por sus propiedades antiinflamatorias— para formular productos que fortalecen el sistema inmune y ayudan en enfermedades crónicas. “Es la sinergia entre ambas plantas lo que permite resultados sorprendentes. Pero lo más difícil no ha sido crear estos productos, sino hacer que lleguen a quienes los necesitan”.

El precio de innovar sin patrocinadores

A pesar del respaldo científico y los premios obtenidos, Soriano señala que sus investigaciones no han recibido el impulso necesario del gobierno ni del sector privado. “Tengo resultados, estudios, reconocimientos… pero no inversión. Todo termina en diplomas, en papel”, lamenta. Y añade: “El principal obstáculo no es la ciencia, es la falta de voluntad para romper con los intereses que dominan el mercado de la salud”.

Uno de los mayores retos ha sido la resistencia del gremio médico. “Muchos profesionales de la salud no quieren creer en productos naturales, a pesar de la evidencia. Están atados a la industria farmacéutica, que les premia por mantener el consumo de sus fármacos. ¿Dónde queda entonces el compromiso con la salud real del paciente?”, cuestiona.

Ciencia que salva vidas, pero aún no llega al mercado

A través de estudios clínicos y ensayos en colaboración con especialistas en alergología, Soriano ha demostrado que sus fórmulas pueden mejorar significativamente la calidad de vida de niños con alergias alimentarias, adultos con hipertensión y personas con deficiencias nutricionales graves. “No estamos hablando de milagros, sino de ciencia aplicada a partir de plantas milenarias”, afirma.

Llamado a la conciencia colectiva

Para el Dr. Soriano, el verdadero cambio no vendrá solo desde arriba, sino desde la ciudadanía informada. “Necesitamos que las personas conozcan estos productos, los exijan, los valoren. México no debe seguir dependiendo de alimentos importados cuando tiene en sus manos una solución tan poderosa como el amaranto”.

Desde un pequeño laboratorio en México, sin apoyo institucional ni financiamiento empresarial, el Dr. Manuel Soriano ha logrado lo que muchos consideran imposible: desarrollar tratamientos naturales con impacto comprobado en la salud de niños con déficit de atención e hiperactividad, y adultos que padecen artritis reumatoide. Todo, a partir de una proteína extraída del amaranto y combinaciones innovadoras con elementos como el selenio.

“Yo no soy médico, soy investigador”, afirma. Sus fórmulas, resultado de más de dos décadas de investigación, han sido validadas por médicos, familias y hasta revistas científicas de renombre como Current Medicinal Chemistry, una de las más prestigiosas en el desarrollo de compuestos farmacológicos. Su artículo, centrado en el uso del selenio combinado con analgésicos, ha sido citado más de 5,000 veces a nivel internacional.

Tecnología ancestral, ciencia de frontera

Inspirado por remedios tradicionales usados por su madre —como el alcohol de marihuana para aliviar dolores articulares—, el Dr. Soriano recurrió a técnicas modernas de hidrólisis para descomponer proteínas del amaranto y facilitar su absorción en niños. El objetivo: regular la acidez en el organismo y modular la conducta en menores con trastornos de atención.

Les doy una cápsula y media hora después, se calman. Mi propia nieta, que sufría episodios de hiperactividad tras consumir dulces con colorantes rojos, mejoró notablemente”, relata.

En paralelo, el investigador desarrolló una crema tópica para artritis reumatoide que incorpora compuestos organo-selénicos, resultado de la síntesis entre el selenio y analgésicos comunes como la aspirina. Probada en modelos animales, su eficacia superó a los medicamentos comerciales, reduciendo la inflamación con rapidez.

Reconocimiento afuera, rechazo en casa

Pese al interés global, el camino para llevar sus productos al mercado mexicano ha estado plagado de obstáculos. Soriano ha tocado puertas en instituciones de salud, empresas privadas y oficinas gubernamentales, pero el resultado ha sido el mismo: indiferencia.

El gobierno no paga, te invitan a foros, pero luego ni los jefes te reciben. Las empresas solo quieren productos sintéticos. Y muchos médicos prefieren que los pacientes sigan enfermos”, lamenta. Su testimonio muestra una dura verdad sobre el ecosistema de innovación en salud en México: sin capital privado, apoyo institucional o infraestructura para escalar sus desarrollos, los avances científicos independientes quedan estancados.

A falta de recursos para cumplir con normativas, estudios toxicológicos y campañas de mercadotecnia, el investigador ha optado por seguir creando en solitario. “Necesito un equipo completo para responder mensajes, difundir, posicionar el producto. Pero no tengo el capital.”

Destacó cómo, a pesar de formar estudiantes brillantes que ahora trabajan en universidades de prestigio internacional en Estados Unidos, Inglaterra y Japón, México no ha sido capaz de retener ni aprovechar su talento.

Formé a jóvenes brillantes que ahora son doctores en el extranjero. Muchos ya tienen hijos en otros países. Esa es la fuga de cerebros que nadie quiere ver”, lamentó Soriano.

El científico compartió que incluso con productos terminados y estudios de mercado favorables, su iniciativa de crear un centro de investigación fue bloqueada por trámites gubernamentales. A pesar de recibir inicialmente una carta de apoyo, las autoridades educativas se negaron a continuar el respaldo porque él no estaba afiliado directamente a las instituciones oficiales.

“No me interesa su dinero, me interesa que la gente se mejore”, dijo. “Lo que busco es apoyo para seguir investigando, para ayudar a más personas”.

No obstante, la falta de inversión, el desinterés gubernamental y la burocracia han frenado la comercialización de sus descubrimientos, obligando al Dr. Soriano a depender del respaldo directo de quienes confían en su trabajo.

“Yo quería crear un centro de investigación que impulsara a más jóvenes mexicanos. Pero me cerraron las puertas”, concluyó. Hoy, su voz es un llamado urgente a apoyar la ciencia hecha en México y a evitar que más talentos se pierdan fuera del país.

¿Y si la solución ya existe?

Los productos del Dr. Soriano no son un sueño, ni una promesa lejana. Existen, se han probado y funcionan. Pero sin apoyo real, corren el riesgo de quedarse en el laboratorio. Y con ellos, la posibilidad de mejorar la vida de miles de personas.

En un país con millones de niños diagnosticados con TDAH y una alta incidencia de enfermedades autoinmunes como la artritis, la historia de este investigador debería abrir el debate sobre el acceso a soluciones naturales, la inversión en innovación nacional y el reconocimiento a quienes, contra todo pronóstico, siguen creando por el bien de la salud pública.

Suscríbete a nuestro boletín y recibe reportajes de alto valor humano y periodístico directamente en tu correo.

Noticias relacionadas

MÁS NOTICIAS