¿Qué sería de Bernal sin su Peña?


Por: Fernando Dávila

Desde lejos, la Peña de Bernal parece un gigante dormido. Quien lo observa por primera vez, incluso a kilómetros, siente que cobra vida tras su inmensidad y es que su figura monumental no solo define al paisaje, sino que moldea el sentido de la vida cotidiana del pueblo. Pero ¿qué pasaría si esta enorme roca simplemente no existiera?

El corazón de un pueblo

La pregunta puede parecer absurda: ¿Cómo se imagina a un pueblo sin el corazón que lo sostiene? Bernal, ubicado en el estado de Querétaro, México, es mucho más que un sitio turístico en el presente. Con 2,510 metros sobre el nivel del mar y 350 m de altura desde su base, la Peña es uno de los tres monolitos más grandes del mundo, solo por debajo del Peñón de Gibraltar y el Pan de Azúcar.

Un refugio sagrado desde la época prehispánica

Mucho antes de que se le fotografiara desde drones o se le escalara por deporte, ya era considerado un cerro sagrado. Los otomíes y chichimecas la veían como un punto de conexión con lo divino. Su altura ofrecía protección, y sus faldas eran un refugio. Según el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), hay vestigios líticos, es decir, técnicas de elaboración de herramientas lo que permite analizar cómo se entendían las sociedades pasadas.

El vínculo que permanece con la nueva sociedad

Por ello, se le ubicó como centro ceremonial e incluso una ruta hacia la Sierra Gorda. Sin embargo, esa sacralidad sigue vigente. Hoy, en su cima se ve una cruz que con la llegada de los españoles se colocó en el siglo XVIII como parte del proceso de la evangelización, y continúa siendo parte de la peregrinación. Un pedacito de fusión entre las tradiciones indígenas y la colonización.

Atractivo turístico y cultural

Más de 600 mil turistas visitan Bernal cada año, según la Secretaría de Turismo de Querétaro. Y es que sus visitantes no solo vienen por el paisaje o la aventura: vienen a encontrarse con un magma que nunca emergió. No fue volcán, pero nació del fuego. Una obra de la naturaleza que, durante siglos, ha sostenido parte de la identidad indígena de México.

Bernal, el pueblo atado por la Peña

Sin la Peña, difícilmente Bernal sería hoy un referente cultural y turístico. Tal vez habría quedado como tantas otras comunidades del país: invisibles, con pocas oportunidades y sin una narrativa que permitiera ponerlo en el mapa. Si desapareciera, aquellos comerciantes perderían el ingreso, las calles el sentido y por ende, un pedazo de la historia de México.

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