WWE compra Triple A: ¿internacionalización o amenaza para la lucha libre mexicana?


Por: Fernando Dávila

La lucha libre mexicana entra en una nueva era tras el anuncio oficial de la compra de Lucha Libre Triple A por parte de la empresa World Wrestling Entertainment (WWE), líder global del entretenimiento deportivo. El anuncio se realizó durante Wrestlemania 41, donde ambas compañías anticiparon un evento conjunto: Worlds Collide, a celebrarse el 7 de junio en el Kia Forum de Los Ángeles.

Dorian Roldán, director general de AAA, calificó el acuerdo como “el comienzo de un nuevo capítulo en la historia de la lucha libre”. La expectativa: llevar a luchadores mexicanos desde escenarios tradicionales como Tepito hasta arenas icónicas en Estados Unidos.

¿Victoria para el deporte o pérdida de identidad?

La alianza ha sido recibida con entusiasmo por muchos aficionados que ven en ella una oportunidad histórica para internacionalizar la lucha libre mexicana, al tiempo que surgen voces críticas preocupadas por el futuro de una tradición profundamente arraigada en el barrio, la cultura popular y el estilo libre.

WWE es conocida por su fuerte control narrativo y creativo sobre sus luchadores y producciones. Este modelo contrasta con la libertad creativa que ha caracterizado a AAA, donde el caos y la autenticidad han sido parte esencial del espectáculo. Por ello, algunos fanáticos y especialistas del medio se preguntan si esta fusión pondrá en riesgo la autonomía y el estilo distintivo que han convertido a la lucha libre en un fenómeno social y cultural.

Un legado reconocido y en disputa

Desde 2018, la lucha libre está reconocida como Patrimonio Cultural de la Ciudad de México, en parte gracias a su impacto social, su simbolismo e influencia artística. Más allá del ring, ha inspirado películas, cómics y generaciones enteras que crecieron admirando a figuras como El Santo, Blue Demon o Pimpinela Escarlata.

Ahora, con la entrada de WWE al terreno mexicano, también se abre la posibilidad de mejorar las condiciones laborales de los luchadores y su proyección internacional. Sin embargo, la pregunta sigue en el aire: ¿seguirá siendo la lucha libre mexicana una expresión del barrio o pasará a ser parte de un negocio global controlado por el entretenimiento corporativo?

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