Por: Gilberto Solorza
Si le preguntas a un extranjero cómo percibe a México, es probable que mencione los sombreros de mariachi, los bigotes grandes y la comida picante.
Sin embargo, con el paso del tiempo, otro elemento se ha sumado a esta imagen: el narcotráfico. En México, especialmente en los estados del norte, la narcocultura se ha normalizado, glorificando a los capos como figuras de poder, riqueza y respeto. Esta cultura se manifiesta en el lenguaje, la vestimenta, las creencias y, sobre todo, en la música, con un género en particular: los narcocorridos.
Los corridos: de héroes revolucionarios a íconos del crimen
Los corridos, un género musical con raíces en el siglo XX, surgieron como una mezcla de polka y redova. Durante la Revolución Mexicana, se popularizaron al exaltar a héroes forajidos como Pancho Villa. Con el tiempo, estos héroes revolucionarios fueron reemplazados por figuras del crimen organizado, dando origen a los narcocorridos. Este subgénero alcanzó su auge a mediados del siglo pasado y ha sido revitalizado recientemente por los “corridos tumbados”, demostrando que, al menos en la música, el crimen sí paga… en regalías.
¿Son los narcocorridos responsables de la narcocultura?
Culpar a los narcocorridos por la narcocultura sería tan simplista como culpar a los videojuegos por la violencia en Estados Unidos, ignorando factores como el fácil acceso a las armas. La narcocultura es el resultado de un entramado social, económico y político en el que el narcotráfico ha ocupado un espacio que el Estado no ha podido llenar. La corrupción, la desigualdad y la falta de oportunidades han permitido que los cárteles se conviertan en modelos de éxito para muchos, y los narcocorridos son una expresión cultural que refleja esta realidad.
En este sentido, los narcocorridos no son la causa de la narcocultura, sino un testimonio de ella. Sin embargo, sería ingenuo absolverlos de toda responsabilidad. Aunque no son el origen del problema, sí contribuyen a normalizar y glorificar la violencia y la ilegalidad. Estas canciones no solo narran historias, sino que también moldean aspiraciones, influyendo en jóvenes que ven en los narcotraficantes una vía de escape a la pobreza y una fuente de prestigio.
El papel de los narcocorridos en la sociedad mexicana
Los narcocorridos han pasado de ser un registro histórico de luchas y hazañas a un vehículo de glorificación de figuras del crimen. Si bien no son el origen de la narcocultura, sí la refuerzan y perpetúan. En una sociedad marcada por la violencia y la impunidad, su papel es innegable y merece una reflexión profunda.
En lugar de satanizar a los narcocorridos, es necesario entenderlos como un síntoma de problemas más profundos: la falta de oportunidades, la desigualdad y la incapacidad del Estado para garantizar seguridad y justicia. Solo abordando estas raíces podremos aspirar a una sociedad donde la cultura no glorifique el crimen, sino que celebre valores como la honestidad, el esfuerzo y la legalidad.